Desfile barroco del Corpus Christi (cívico ) de Tudela
La fiesta del Corpus alcanza su mayor auge durante los siglos XVI y XVII, al incorporar los elementos profanos, populares y grotescos, llenos de colorido e ingenuidad, que la caracterizan. Es la fiesta barroca por excelencia.
Asiento del libro de cuentas del Ayuntamiento de Tudela en que aparece la mención de los primeros gigantes y la Tarasca. (1614)
38- Pagamos el Regimiento de la ciudad de Tudela Sebas/tian de Valencia y Martín de Peralta thessoreros de ella paga/reis a Phelippe Terren platero doce ducados por los Gigantes/ y Aytacharco (tarasca) que hizo a sus costas y fueron en las en las proce/ssiones del corpus y de la gloriossa sancta Ana boto so/lemne de la ciudad que regocijaron aquellas por los/ dances que sicieron y tomad su quitamiento fecha en tudela a/ treinta de jullio de 1614. don Martin de Gota y Ere/dia don Hieronimo Ruiz de Ullan don Blas de Mirifuen/tes y Peralta Martin de Ferradillas Martin de Logroño por su mandado/ Hieronimo de Burgui secretario
Tudela, con su importante colegiata e influyente cabildo, no fue ajena a esa abigarrada explosión de parafernalia y elementos barrocos, que se expandió, especialmente, por el occidente católico y las colonias americanas y con la que se quería exaltar de forma grandiosa la solemnidad de la Fiesta de la Eucaristía.
Desde el año 1614 los archivos municipales mencionan la presencia de gigantones, cabezotas, caballicos, Tarasca y “otros ingenios” en la procesión del Corpus Christi. Así mismo, desde l580, se constata la participación en la misma de danzas, banderas, trompeteros y tambores.
En la actualidad, el Centro Cultural Miguel Sánchez Montes ha acometido la tarea de recrear las tradiciones históricas del Corpus de mayor contenido folclórico, popular y simbólico, teniendo especial cuidado en separar estos aspectos profanos de los estrictamente religiosos.
Esta recreación se basa en tradiciones del Levante conservadas hasta la actualidad, al constatar documentalmente, a lo largo de dos siglos, la presencia de cómicos ambulantes que traían cada año sus “danzas de valencianos” al Corpus de Tudela.
A la recreación de las tradiciones del Corpus Christi se une el homenaje a las tres Culturas históricas de Tudela, a la Ciudad y al Reyno de Navarra, buscando una simbiosis de elementos que se enriquezcan y complementen.
Teniendo en cuenta la intencionalidad y diversidad de estos criterios se ha optado por celebrar un desfile, que aglutine todos estos elementos la víspera de la festividad litúrgica del Corpus Christi, separado de la procesión religiosa.
Durante el desfile barroco del Corpus de Tudela tienen lugar seis escenificaciones, realizadas a lo largo del recorrido en diferentes lugares y escenarios de calle, que tratan de mostrar la ingenuidad, colorido y estética de la Fiesta Barroca.
Antecedentes históricos de las tradiciones del Corpus Christi de Tudela
En los años posteriores al Concilio de Trento, como reacción al Protestantismo, se incorporan a la celebración de la Fiesta de la Eucaristía: gigantes, cabezudos, tarascas, ingenios y otras figuras, constituyendo un séquito grotesco que representa a los pueblos paganos, diablillos y seres malignos que con su presencia en la Procesión patentizan la Majestad de la Eucaristía y su “soberanía” sobre todos los pueblos de la tierra, acatando y reconociendo el poder supremo de Cristo sobre todo el Orbe real e imaginario.
El gusto de los monarcas, nobleza y clases pudientes por lo exótico, acentuado por el comercio con Oriente y el descubrimiento del Nuevo Mundo, que aportó animales, plantas y razas humanas hasta entonces desconocidas en Occidente, sirvió de inspiración y modelo para esas representaciones.
También la curiosidad y sorpresa que causaban los seres humanos grotescos y deformes como enanos, personas de altura inusual o con partes de su cuerpo desmesuradas, que ejercían de atracciones de circo o de bufones en las cortes, hizo que esas personas fueran, así mismo, representadas.
Desde finales del siglo XVI y principios del XVII se prodiga la aparición de estas figuras profanas, además de músicas y danzas, para exaltación de “La Divina Majestad”. Especialmente, las Catedrales organizan sus comparsas de “gigantones y cabezotas”, dotándolas también de la figura de La Tarasca.
En Tudela, las noticias más antiguas sobre la Procesión del Corpus, que hacen mención a músicos y danzantes, aparecen a finales del siglo XV, constatando la presencia de trompeteros y tambores, A lo largo del siglo XVI se aumenta el número de éstos, llegándose a contratar, incluso, músicos forasteros.
En 1580 se menciona a unos danzantes que bailaban durante todo el recorrido de la Procesión, dirigidos por el gitano Gaspar Malla. Los danzantes abrían el cortejo, bailaban y dirigían loas y versos alusivos al Santísimo, llegando a la Plaza del Mercadal, donde prestaban reverencia al Santísimo con danzas, poesías y genuflexiones.
A la Procesión del Corpus de Tudela asistían todas las Cofradías, Gremios y estamentos corporativos con sus pendones o banderas, que agrupaban a la derecha o izquierda del Santísimo y que inclinaban y rendían ostensiblemente ante éste en señal de obediencia y acatamiento. Es curioso el pleito que entablaron los cofrades de la Santa Cruz y de Santiago el año 1559 por querer ambos ir con su pendón a la derecha del Santísimo.
En Tudela, las primeras noticias que nos hablan de gigantes y tarascas aparecen a principios del siglo XVII. El tudelano, Felipe Terrén, figura como constructor de unas cabezotas de cartón sostenidas por unos bastidores de madera.
Es el año 1614 cuando esas figuras aparecen documentadas, por primera vez, acompañando a la Procesión del Corpus. Según el libro de cuentas municipales de ese año, además de los gigantes, también se menciona la existencia de otra figura, llamada “aytacharca” o tarasca, que sería una especie de serpiente de enorme cola.
Las cabezotas fabricadas por Terrén eran ocho: “dos gigantes de blanco encarnado, dos de blanco amulatado, dos negras finas y dos enanos blancos”.
Terrén, que era platero de profesión y dirigía esa comparsa, cobró por su trabajo 12 ducados y, como reflejan los documentos de la época, “regocijaron aquellas por las danzas que hicieron”.
Poco después, en 1616, aparece otra figura, ya que el libro de cuentas recoge el abono de 28 ducados a Felipe Terrén por sacar “los gigantes, aytacharca y un caballico”. El año siguiente, la comparsa sigue creciendo, ya que salen en las procesiones del Corpus, Octava y Santa Ana, “gigantes y ocho ingenios (incluida la tarasca) que anduvieron en ella regocijando la fiesta”.
Consta que Felipe Terrén estuvo a cargo de esta comparsa al menos hasta el año 1622.
Después de Felipe Terrén aparece otro personaje, Francisco Gurrea, que parece ser el que más tiempo se encargó de danzar los gigantes, desde 1653 hasta 1708.
Desde el inicio del siglo XVIII se fueron poniendo trabas a la participación de gigantes, tarasca, danzas, enanos y cabezotas en la Procesión del Corpus, mediante diversos decretos obispales que intentaron depurar la Fiesta de estos elementos profanos, en especial las danzas.
No consta con precisión cuando dejó de participar La Tarasca en la Procesión del Corpus de Tudela. Sería, seguramente, a partir del año 1781, cuando Carlos III emitió una Real Cédula estableciendo que “en ninguna iglesia de estos reinos, sea catedral, parroquia o regular, haya delante danzas y gigantones, y cese del todo esa práctica en procesiones y demás funciones eclesiásticas, como poco conforme a la gravedad y decoro que en ellas se requiere”.
Con fecha 21 de julio de 1781, Ignacio Lecumberri, que acababa de ser nombrado Vicario General del Deanato de la Catedral de Tudela, remite un escrito a la Ciudad en el que transmite la Carta Orden y Real Cédula de S.M.
El texto, literalmente, dice: “verá usted la disposición de que en las procesiones y demás funciones eclesiásticas no se permitan danzas, ni gigantones como poco conveniente a la gravedad y decoro que en ellas se requiere, y estando tan próxima la festividad de Nuestra Gloriosa Patrona Santa Ana, es de mi obligación prevenir a usted que el modo de cumplir con la laudable intención de S.M. es no permitir la unión, o mezcla de lo sagrado con lo profano”.
Por estas palabras se puede deducir que las danzas, gigantones, enanos y tarasca entraban en el templo, bien entre la procesión o acompañando al Ayuntamiento en los actos religiosos a los que asistía la Corporación.
Ante esta situación, el Cabildo de la Catedral de Tudela encuentra la forma de cumplir con el mandato Real, pero sin suprimir la tradicional costumbre de los gigantones, enanos y tarasca. Aconseja a la Corporación que no entre en la iglesia con las danzas si los oficios ya están iniciados y “dispone que la danza de Valencianos se quede en la puerta de la iglesia” para que no interrumpan con su bullicio, dice el documento.
En cuanto a la procesión, propone una solución satisfactoria para todos: la danza puede ir delante de las cruces “mediando algún espacio”, de manera que no vaya unida ni incorporada a la procesión. Pide, además, que un servidor del Municipio (alguacil) se coloque detrás de la comparsa para observar el cumplimiento de la norma“ e impida que sean causa de detenerse la procesión”.
Estos enanos y gigantes, que abrían la Procesión del Corpus y otras procesiones de Tudela, pasarían del ámbito religioso al profano y se harían presentes en las Fiestas populares de la Ciudad.
La Tarasca y otras figuras e ingenios similares no tuvieron la misma suerte que los gigantes, cabezudos y enanos, dejando de utilizarse, quizás por su mayor envergadura o complejidad de manejo y almacenaje, en los años posteriores al mencionado decreto real.
Componentes y orden del Desfile barroco de Corpus de Tudela
– Estandarte del Centro Cultural Miguel Sánchez Montes de Tudela, que abre el desfile.
– Estandarte del grupo de “Gigantes de las tres Culturas” de la Comparsa Perrinche.
– Dos zaldikos de protocolo de Xavier Gárate, emparejados, portando los emblemas de Tudela y San Juan.
– Dos zaldikos de protocolo de Aitor Calleja, emparejados, portando los emblemas de la Custodia y del Ángel de Tudela.
– Estandarte de “Una Ciudad, tres Culturas, un Reyno”
– Estandartes individuales de las tres Culturas y del Reyno: árabes, judíos, cristianos y Reyno de Navarra.
– Gigantes árabes
– Gigantes judíos
– Gigantes cristianos
– Gigantes del Reyno
– Gaiteros acompañando a los gigantes
– Estandarte de «Los cuatro Evangelios»
– Figuras de los cuatro Evangelios.
– Gaiteros acompañando a las figuras.
– Estandarte del grupo de cabezudos “El Demonio y los Pecados”
– Cabezudo “El Demonio” y los 8 cabezudos “Pecados”
– Gaiteros acompañando a los cabezudos
– Portadores de la mingrana y de las cintas de las virtudes
– Estandarte del colectivo “La Tarasca de Tudela”
– La Doncella, la Tarasca y los tarasqueros
– Estandarte de “La muerte calaña”
– Figurante representando “La muerte”
– Estandartes “Nemini parco” y “Tempus fugit”
– Un musico con campanas de mano
– Dos musicos con timbales «destemplados»
– Estandarte de la “Agrupación histórica de banderas y músicos Ciudad de Tudela” y bandera de Tudela, emparejados
– Trompetas de la Agrupación de banderas y músicos
– Tambores de la Agrupación de banderas y músicos
– Tremoladores de banderas de la Agrupación de banderas y músicos.
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