Catedral de Santa María la Mayor de Tudela
La catedral se construye en el siglo XII sobre los restos de la antigua Mezquita del siglo IX que se había reformado en la segunda mitad del X,
Se iniciaron las obras de la catedral hacia 1168 durante el reinado de Sancho VI el Sabio (1132-1150-1194) en 1186 se documentan las obras del claustro románico.
La dedicación de la iglesia tuvo lugar en 1188 y fue consagrada el ara del altar de la cabecera en 1204, en tiempos de Sancho VII el Fuerte (1154-1194-1234).
La construcción del templo protogótico siguió esquemas franceses de Languedoc, pero son notables las influencias cistercienses, por lo que la decoración es escasa.
Está documentado que las obras seguían en la segunda mitad del siglo XIII en tiempos de Teobaldo II de Navarra Champagne (1238-1253-1270).
Las bóvedas no fueron cerradas hasta muy avanzado el siglo XIV o bien se practicó entonces una reestructuración de las cubiertas, al menos en la parte central de la nave.
Inicialmente fue concebido el edificio como Colegiata de Santa María figurando así hasta 1784 en que fue elevada a la dignidad de Catedral por el pontífice Pío VI (1775-1799) a instancias de Carlos III el Noble (1361-1387-1425).
Presenta planta de tres naves – más amplia la central – con cuatro tramos, siendo éstos cuadrados en las naves laterales y rectangulares en la central.
El crucero consta de cinco tramos, con el central cuadrado, y cabecera de profundo ábside central en hemiciclo entre pares de capillas semicirculares y cuadradas.
Tanto las naves como el crucero se cubren con bóvedas de crucería de nervios trebolados que se separan por potentes arcos fajones apuntados con baquetones en sus esquinas.
En el primer tramo del ábside mayor se utiliza bóveda de cañón, volteando sobre la cabecera una bóveda gallonada pentagonal.
Las capillas absidales intermedias se cubren con bóveda de cañón apuntado y las de los extremos con bóvedas de crucería.
Los alzados de las naves se definen por arcadas apuntadas de arquivolta exterior que montan sobre grandes pilares cruciformes a los que se añaden columnas en los frentes y codillos. Sobre las arcadas de la nave central y aprovechando la diferencia de altura con las naves laterales se abren ventanas dobles apuntadas con óculo superior.
El distinto estilo de los capiteles – único elemento decorativo utilizado en la austeridad cisterciense – indica que la nave central en una primera etapa se construyó hasta los arcos, correspondiendo el resto de los alzados y las cubiertas a una fase posterior.
En las obras de restauración de la catedral se pusieron al descubierto los enterramientos.
Al exterior, muros de buena sillería rematados con modillones en la parte superior, en su mayor parte aprovechados de la primitiva mezquita.
La catedral de Santa María la Mayor de Tudela, se remata con una torrecilla gótica llamada «Auxa» a la derecha de la Puerta del juicio y otra gran torre renacentista de ladrillo a la izquierda.
Elementos de la mezquita
Articulo sobre la Mezquita mayor de Tudela
Elementos de la mezquita
Articulo sobre la Mezquita mayor de TudelaLa catedral dispone de tres portadas que se sitúan en los muros hastiales de los brazos del crucero (puertas norte llamada de Santa María y sur llamada de la Virgen) y de la nave central (puerta del Juicio): La consagración del retablo se hizo el 11 de junio de 1494, por el obispo don Guillermo, Vicario del de Tarazona en Tudela.
Puerta de la Virgen o puerta (Sur) de la calle del Portal,
Es la más antigua de la iglesia y sigue todavía esquemas románicos con arco de acceso de medio punto y tres arquivoltas profusamente decoradas con labores geométricas de dientes de sierra y motivos vegetales y rombos.
Las arquivoltas descansan en columnas de capiteles historiados. La portada se protege por un gran pórtico de arco apuntado, donde antiguamente los jornaleros esperaban ser contratados o los auroros, devotos del Rosario de la Aurora, se juntaban para recorrer a las primeras luces del alba las calles de Tudela.
En este arco se encuentra la puerta Barroca del Rosario es obra de principios de la década de 1760, según el historiador Carlos Carrasco.
Este es un ejemplo singular de arte dieciochesco felizmente recuperado que no desmerece de otros elementos medievales a los que acompaña u oculta. Sirva igualmente como toque de atención hacia la urgente restauración del resto de elementos del Portal: la portada románica y las celosías mudéjares.
. Su nombre proviene del que se daba al antiguo cementerio convertido en plaza pública. Mantiene el esquema románico, aunque el arco es ligeramente apuntado y abocinado. Tiene tres arquivoltas profusamente decoradas predominando lo vegetal. Los capiteles están también historiados, en los que se representa a San Martín de Tours dando la capa al pobre y el martirio de San Juan Bautista. Incorpora un tímpano sin decorar.
La Puerta del Juicio de la Catedral de Tudela es el pórtico principal de entrada a la seo tudelana, orientada al Oeste
Cronología
Esta fue la última de las citadas tres puertas en abrirse, fechándose su construcción desde los últimos años del siglo XII y las primeras décadas del siglo XIII, coincidiendo su factura con el reinado de Sancho VII El Fuerte.
Estilo
Se mezcla el estilo románico de su iconografía con el gótico de su estructura y escultura. De hecho, se considera a esta obra como una de las primeras manifestaciones de la escultura gótica en la Península Ibérica.
Estructura
Está formada por un gran arco abocinado dividido en 8 arquivoltas que se apoyan en otras tantas columnas ubicadas a ambos lados de la puerta de madera de acceso, siendo un total de 16 los pilares que sustentan el arco. Las 8 arquivoltas están decoradas con 115 dovelas y 8 claves.
Iconografía
Esta puerta toma su nombre de la escena que representan las esculturas que contiene: El Juicio Final. En el pórtico se escenifica la separación de condenados y bienaventurados tras la sentencia divina de Dios. Así, la mitad izquierda (desde la posición del espectador) está destinada a los salvados en el Cielo, mientras que en la mitad derecha aparecen los réprobos en el Infierno.
Además de esta división en Cielo e Infierno, la Puerta del Juicio presenta otras dos partes: los Elementos Comunes y el Génesis.
Los Elementos Comunes son aquellas escenas en las que aparecen personajes que no pertenecen propiamente a escenas de Cielo o Infierno, pero que forman parte esencial en la narración del Apocalipsis y, en concreto, del Juicio Final.
Espacialmente, estas escenas se ubican en el eje central del pórtico ocupando la línea de claves, las mochetas y las jambas, además del tímpano, aunque actualmente este elemento no contiene imagen alguna.
En cuanto al Génesis, estas escenas se encuentran en los capiteles de las 16 columnas que sostienen el arco. En ellas aparecen imágenes relativas a diferentes pasajes recogidos en el primer libro de la Biblia: el Génesis.
Un juicio sin juez
El tímpano de la Puerta del Juicio no presenta actualmente imagen alguna. De hecho, no se conoce qué pudo lucir ahí, aunque el resto de elementos y el mensaje que transmite la Puerta, relativo al Día del Juicio Final, indica que en el tímpano debió lucir originariamente una imagen de Cristo-Juez.
Una obra única en el mundo
La Puerta del Juicio es una obra única en el arte cristiano occidental gracias al tratamiento que el autor del pórtico dio al Infierno, reservando la mitad de su superficie a las escenas del Averno. En total, son 50 las dovelas dedicadas a los castigos infernales -dos más que las reservadas a los bienaventurados del Cielo-
Torre de la catedral de Santa María la Mayor de Tudela
Torre original Gótica (desaparecida)
Durante décadas se ha creído que estaba en el lado derecho, junto al palacio Decanal, así lo decían varios historiadores del siglo XIX como Yanguas y Miranda en su libro Diccionario histórico-político de Tudela, nadie lo puso en duda y es por esto y como curiosidad, docenas de ilustraciones y pinturas la sitúan en ese lado.
Un aficionado a la historia, ya lo puso en duda y con pruebas sólidas como que aún existen los restos del primer tramo de la torre, pero en el otro extremo, aun así, siguieron dando por bueno lo que relataba Yanguas y Miranda.
En el 2019 se localizaron documentos de la época, S.XVII del derrumbe, que describen los intentos de reforzar la torre por su mal estado, y de ver como se podía dejar la iglesia una vez hundida, para que no hubiera efecto dominó y se hundieran más tramos de la nave y la situación en el templo.
Descripción
No se describe como pudo ser, pero según los documentos de la época, habla de 2 tramos, el primero parece ser que, sin ventanas, solo el arco que serviría para que la última ventana de la nave tendría luz y el segundo posiblemente con dos ventanas por cara, así habría más campanas, son suposiciones.
Maite Forcada la descubridora de estos documentos hace este resumen
Consolidación de la torre en ruinas.
Mucho antes del hundimiento de la torre, ésta ya había comenzado a dar muestras de los problemas estructurales que tenía, pero no fue hasta mediados de 1675 cuando se plantearon una serie de medidas para su refuerzo y consolidación. Este año, debido a la caída de unas piedras de la nave central hacia la Puerta del Juicio, se solicitó un informe al arquitecto Santiago Raón y este, reconociendo la gravedad, recomendó una serie de trabajos consistentes en la colocación de unos tirantes que atasen la torre a la nave, así como el refuerzo de los contrafuertes existentes hacia la calle Roso y hacia la Plaza Vieja. Sabemos que los tirantes se colocaron, pero posiblemente no dio tiempo a la consolidación de los citados contrafuertes puesto que el 21 de junio de 1676 la torre acabo cayendo.
Desescombro y refuerzo de los restos
A partir de ese mismo momento se procedió a los trabajos de desescombro y refuerzo de sus restos, quedando durante años el espacio ocupado por la antigua torre a la espera de disponer de los fondos necesarios para acometer su reconstrucción, a la que finalmente se dio paso por orden del Consejo Real a la vista de que la integridad de toda la iglesia estaba en peligro.
El reloj
Mientras, hubo que hacer frente a un problema no menos importante que no fue otro que la colocación del reloj del que el Consistorio se servía para las actividades propias de su Regimiento, y por supuesto las campanas de la iglesia y el consistorio. El lugar elegido para su colocación fue la torre llamada de la Aguja (Auxa)situada junto al Palacio Decanal, en cuyo lateral se construyó una estructura de madera con la altura necesaria para las pesas del reloj, de la que aún quedan vestigios, y en su plataforma y ventanas se distribuyeron las campanas disponibles mientras se esperaba a la construcción de la nueva torre.
La torre actual
En 1676, a los pocos días del derrumbe de la torre anterior, el Ayuntamiento de la ciudad acuerda su construcción.
Del primer cuerpo se hace cargo el arquitecto Domingo Gil, quien lo tiene concluido para 1697, y a partir de esta fecha será José Ezquerra el artífice del resto de la fábrica.
Tiene dos cuerpos principales, desde la base y hasta un tercio de su altura, es de piedra, el resto de ladrillo.
En el hueco de esta capilla se ubica la capilla de San Antonio, de planta central con cúpula, que alojó en su recinto el Monumento hasta que en 1954 se traslada a la Capilla de Santa Ana.
De estilo renacentista. En el año 1750 se comenzó a construir un chapitel de madera recubierto de plomo, pero debido a un accidente, se quemó el chapitel, al final se quedó en un simple tejado.
Conferencia sobre el hallazgo de los documentos que hacían referencia al estado de la torre y los trabajos posteriores al derrumbe para consolidar la nave.
Interior de la catedral
Altar Mayor
Retablo de estilo gótico hispano flamenco, del siglo XV (1487-1492), cuyos artífices son Pedro Díaz de Oviedo y Diego del Águila.
Es un encargo del Cabildo y los parroquianos de San Julián y Santa María para ser colocado en el altar mayor, sustituyendo a la Virgen Blanca. La primera tabla encargada es el Ecce Homo, que se encuentra en el banco en posición central.
Las características pictóricas son el empleo del oro, detallismo y minuciosidad y en este caso en concreto, monumentalidad evidente de las figuras representadas.
Se compone de sotobanco, predela, cinco calles y guardapolvos. Las calles están separadas entre sí por esbeltos pináculos de tracería flamígera.
La calle central tiene en la parte inferior una hornacina con la única imagen en bulto redondo del retablo, la Asunción de la Virgen, que no corresponde con la fecha dada para las tablas del retablo, ya que es una imagen barroca de principios del XVII.
Respecto a la iconografía, el cuerpo del retablo se dedica a la vida de la Virgen y el banco a la pasión de Cristo. En el sotobanco se representa a San Pedro y San Pablo, y doce medallones con los retratos de los doce apóstoles. En el guardapolvo aparecen representados diferentes profetas.
Este retablo ha sido recientemente restaurado, finalizando las obras en Noviembre de 2000, con lo que podemos apreciar la obra en toda su plenitud de color y brillo, que había ido perdiendo a lo largo de sus años de vida. La labor y la intervención de los restauradores ha sido fundamental para sacar a la luz detalles dados por perdidos y para llevar a cabo una investigación profunda de la obra.
En el lado izquierdo se encuentran las cadenas que Sancho VII se trajo de la batalla de Tolosa con la siguiente inscripción: CADENAS Q(UE) DIO A ESTA IGL(ESI)A EL S(EÑO)R REY D(ON) SANCHO EL FUERTE Y VIII (en realidad es VII) DE NAVARRA DE LAS Q(UE) ROMPIO DE LA TIENDA DE MIRAMAMOLIN EN LA BATALLA DE LAS NAVAS DE TOLOSA AÑO 1212.
El altar mayor, es una magnífica mesa datada hacia 1200, en tiempos de Sancho VII, tallada en piedra con arquerías sobre columnillas con capiteles de pencas, que por sus caracteristicas en forma de sepulcro rectangular y su largura de mas de 2.50 metros ( la parte original, no restaurado, mide mas), parece indicar que pudo usarse para sepultura de un personaje muy alto antes de usarse como altar. Hay una teoría que pudo traerse de San Nicolás antes de que se demoliera la iglesia romanica para hacer una mas grande. Por lo tanto, estariamos ante en el sepulcro de Sancho VII y que por sus caracteristicas y al estar vacio lo transformaron en altar?
capilla de San Juan Evangelista
Actualmente llamada de la Virgen Blanca y antes llamada de San Lorenzo.
Se ubica en el ábside correspondiente a la nave de la epístola. Un modesto retablo de San Juan Evangelista fue trasladado inicialmente al hueco existente al pie de la torre nueva. Actualmente se venera en esta capilla la talla en piedra románica de la Virgen Blanca, primitiva titular del templo, descubierta en 1930 detrás del retablo mayor.
La imagen, que data del siglo XII, es anterior a la catedral y tratándose de una talla románica exenta de gran tamaño, realizada en piedra por el mismo taller escultórico que trabajó en el claustro. Conserva parte de su policromía original y pertenece al modelo Sedes Sapientae. Parece ser la imagen en cuyo honor se realiza la Colegiata de Santa María (actual Catedral), ocupando el altar mayor hasta que se colocó en este lugar el retablo gótico hispano-flamenco. Se trata de una imagen relicario, ya que en su interior conserva un hueco en el que se custodiaban reliquias.
La monumental talla de la Virgen Blanca, con sus casi dos metros de altura, a diferencia de lo habitual en la imaginería románica, ofrece a su vez varios aspectos que remarcan su singularidad.
Su carácter diferenciado dentro de la tipología “Vírgenes de apoyo” por cuanto queda reforzada la relación afectiva entre madre e hijo, o asimismo las referencias formales clasicistas y de raíz bizantina, que hay que poner en relación con algunos de los capiteles del claustro de la Seo tudelana.
Dentro de la imaginería mariana navarra de su época, esta talla resulta excepcional por ser la única realizada en piedra. También por sus grandes dimensiones (190 cm. de altura) y su carácter de Virgen-relicario, ya que los dos grandes bloques pétreos que la forman custodian en su interior un receptáculo para reliquias, que contenía huesos envueltos en un tejido de tradición hispanomusulmana.
Además de esta talla hay dos sepulcros góticos, el adosado al muro de influjo flamenco, que encargó antes de 1418 el deán Sancho Sánchez de Oteiza – más tarde obispo de Pamplona – que finalmente fue enterrado en la catedral de Pamplona, aprovechándose su sepulcro para enterrar al deán Basilio de Carmago y Castejón (+ 1673), y una lauda sepulcral, fechada en 1390, de Richard Alexandris, canónigo de Tudela, limosnero de Carlos II de Navarra Evreux (1332-1349-1387) y rector de Aibar.
Capilla de la Virgen de la Esperanza
Se localiza en el ábside extremo del lado de la Epístola, cerrada por una espléndida verja de hierro del siglo XV, de estilo gótico flamígero con arco conopial de ingreso y crestería erizada de hojas puntiagudas.
Preside la capilla un monumental retablo de la Virgen de la Esperanza realizado en estilo gótico internacional antes de 1412, encargado por el Canciller Villaespesa. Todas las escenas presentan un acusado carácter lineal con dibujo preciso y profusión de figuras sumadas a elementos paisajísticos en cada una de las composiciones. El color es rico y variado con amplia gama de tonalidades de gran viveza.
En su interior contemplamos también el magnífico sepulcro – tipo arcosolio con gran arco conopial – del Canciller Mosén Francés o Francisco de Villaespesa (+ 1421) y su esposa Isabel de Ujué. Noble eclesiástico de origen aragonés que llega a Navarra en el séquito del cardenal Don Pedro de Luna – legado de Clemente VII – donde casa en 1396 con Isabel.
Alcanzó en Navarra gran reputación como consejero y mensajero de Carlos II de Navarra Evreux y su hijo Carlos III el Noble, llegando a desempeñar el cargo de Canciller del Reino a partir de 1397.
El sepulcro es de alabastro policromado y responde al estilo gótico de comienzos del siglo XV, cuyo antecedente más directo se encuentra en el monumento funerario labrado en alabastro del arzobispo de Zaragoza don Lope Fernández de Luna (1378-79) – ascendiente directo del Papa Luna, Benedicto XIII – en la capilla San Miguel («la Parroquieta») de la Seo de Zaragoza, de finales del siglo XIV.
El sepulcro es del taller de Jehan de Lome de Tournay, autor tambien del de Carlos III el Noble de la catedral de Pamplona. En el muro del fondo se suceden diversas escenas que representan el cortejo fúnebre en el cuerpo inferior; en la zona media se desarrolla la misa de San Gregorio a la que asisten los propios difuntos y sus familiares y el remate está ocupado por el tema de la Santísima Trinidad, incensada por un par de ángeles arrodillados sobre nubes y rodeados de serafines.
A esta capilla, ubicada en el ábside correspondiente a la nave del Evangelio, se traslada en 1971 desde la capilla de la Virgen de la Esperanza el bello retablo gótico de Santa Catalina de Alejandría.
Se trata de un ejemplo de la retablística gótica de estilo internacional de influencia italianizante, obra probable de un taller relacionado con el maestro catalán Pere Rubert.
Su técnica es óleo y temple sobre madera y la cronología, de principios del siglo XV. Preside el retablo una monumental figura de Santa Catalina con el orante y un rey coronado a sus pies que ocupa todo el ámbito de la calle central. Se corona por un pequeño Calvario pintado en el remate.
Sobresale en todas estas pinturas sobre tabla su uniformidad estilística de vivo colorido, con predominio de los tonos brillantes, así como el carácter caligráfico de las figuras – limpiamente recortadas sobre el fondo – de gran dinamismo y expresividad.
Se localiza en el ábside extremo del lado del Evangelio. Se accede por una reja de hierro forjado encargada en 1556 por el canónigo de Tarazona Martín de Mezquita, cuyas armas aparecen sobre ella y quien encargó también el retablo de San Martín de Tours de la capilla.
Es de estilo transición al Bajo Renacimiento, del siglo XVI, conservando en su repertorio decorativo gran número de motivos platerescos. Las tablas ofrecen un estilo común de calidad discreta, con actitudes y colorido manierista veneciano e intensos efectos de claroscuro, principalmente en la escena de la Oración del Huerto.
Su pintura fue contratada en diciembre 1578 al pintor Pedro Pertús (1546-1583) el retablo de San Martín. Sus últimos trabajos conocidos los realizaría en Navarra. Fallecía el pintor en Zaragoza el 23 de octubre de 1583.
En esta capilla tambien se encuentra empotrada en la pared de la izquierda la sepultura de Francisca de Paula Magallón y Rodríguez de los Ríos hija de José María Magallón y Armendáriz, Marqués de San Adrián y de Soledad Rodríguez de los Ríos y Lasso de la Vega.
Capilla de la Soledad o de la Dolorosa.
Construida en el siglo XVII, estuvo anteriormente dedicada a la Transfiguración y más tarde a la Visitación, antiguo patronato de los Egüés. Fue reedificada en 1654. Tiene planta cuadrada y presenta una cúpula con linterna decorada con florón de talla y escudo de la época. Se accede por una gran reja barroca realizada en 1783 por mandato de la patrona de la capilla, Ana de Egüés, marquesa de Camponuevo.
Preside la capilla un retablo de estilo barroco temprano, realizado hacia 1660. La calle central cobija una gran hornacina de medio punto con frontón curvo partido y con costillas en el remate que ocupa la Dolorosa, realizada en 1951.
En el muro del lado del Evangelio se han colocado en peanas las imágenes del grupo de la Visitación en madera policromada, primitivas titulares del retablo. Mantienen rasgos romanistas en los rostros y amplios ropajes con pliegues aristados que sugieren una fecha avanzada del siglo XVII, hacia 1660.
El Cristo yacente de la Cama que se encontraba en la capilla de su nombre en el lado de la Epístola ha sido trasladado a esta capilla. Se trata de una obra barroca del siglo XVII.
Presenta planta central, basándose en un octógono irregular. Se iniciaron las obras en 1716, estando concluidas en 1724 e inaugurándose la nueva capilla en la festividad de Santa Ana del año siguiente.
Su abundante decoración, que le confiere su carácter barroco, se basa en la combinación de mármoles y yeserías, como también sucede en las capillas barrocas de la Seo de Zaragoza. Se cubre por cúpula con tambor jalonado por ocho ventanas de medio punto y linterna también horadada por otras tantas ventanas, según la capilla Chiggi que construyó Rafael en Santa María del Popolo de Roma. Un complicado programa iconográfico se desarrolla en la capilla.
La preside un magnífico retablo barroco realizado entre 1751 y 1753. De traza mixtilínea muy dinámica, se eleva sobre basamento de mármoles negros y rosas. El gran cuerpo se centra por la hornacina donde se puede admirar en el camarín a la patrona de Tudela desde 1530, Santa Ana. Esta imagen gótica, convertida en imagen de candelero en el siglo XVIII, representa a Santa Ana Triplex, es decir, a Santa Ana, la Virgen y el Niño.
El arco de acceso a la capilla presenta una rica portada de yeso flanqueada por cuádruples pilastras de capitel corintio. Se adosan dos esculturas a las pilastras de San Juan Bautista y Santiago.
Cierra el arco una rica reja de bronce culminada por la imagen de San Miguel, antiguo titular de esta capilla. Al exterior, la capilla es de ladrillo y preside su frente una gran ventana de arco mixtilíneo ejecutada en piedra que coincide con el camarín interior. Está encuadrada por dos columnas de capitel compuesto que apoyan en mensulones gallonados y con aletones laterales. En el remate hay un escudo de la ciudad.
Capilla de San Antonio o del Monumento.
Se sitúa bajo la torre nueva construida a partir de 1676, a los pies de la nave del Evangelio. Preside la capilla un retablo manierista de hacia 1630 con algunos repintes neoclásicos.
Los lienzos representan a San Bartolomé, San Bernabé, San Judas y un apóstol con libro en las calles laterales; el martirio de San Lorenzo en la calle central y otros en el ático. Todas ellas son pinturas tenebristas de mediados del siglo XVII con fuertes contrastes de claroscuro, destacando los marcos de los lienzos con decoración geométrica de gallones y rombos fuertemente resaltados. La talla de San Antonio que se encuentra en la hornacina central es moderna, de hacia 1950 cuyo autor es Antonio Loperena.
Capilla de Santo Tomás de Villanueva.
Se localiza en el muro exterior del coro por la nave del Evangelio. Preside la capilla un pequeño retablo barroco de Santo Tomás de Villanueva con los escudos de los Baquedano y Eraso. Ocupa el cuerpo del retablo un buen lienzo del titular dando limosnas a un pobre, de Vicente Berdusán fechado en 1671.
Capilla de Nuestra Señora de los Desamparados.
Se localiza también en el muro exterior del coro por la nave del Evangelio, junto al retablo anterior.
Preside la capilla un pequeño y bello retablo barroco de la titular, de hacia 1740. La hornacina alberga una talla sedente de la Virgen con el Niño, obra gótica de hacia 1300, muy modificada en el siglo XVIII. Mantiene de su aspecto primitivo el óvalo del rostro y el esquema general de la composición, de acusada rigidez. Las telas encoladas que envuelven tanto a la Virgen como al Niño, así como la policromía, fueron añadidos del siglo XVIII. En el ático hay un lienzo dieciochesco con el Abrazo de San Francisco y Santo Domingo.
Fue hasta hace pocos años la parroquia de Santa María la Mayor.
El 10 de febrero de 1737 los parroquianos de Santa María y San Julián, piden al Cabildo la unión de las capillas del Santo Cristo y la del Espíritu Santo que se había construido en la cabecera del claustro con entrada por el tránsito al claustro, acordándose de inmediato hacer la actual capilla, que se construye a partir de 1737 y quedando concluida su estructura e incluso sus yeserías al año siguiente.
De estilo barroco, la capilla se concibe como una planta combinada, con un tramo cubierto por bóvedas de arista y otro por cúpula ligeramente ovalada sobre pechinas, con linterna.
Sigue el modelo de la capilla de San Isidoro de Madrid. La esencia de esta capilla, más que por su estructura, viene dada por la rica y profusa decoración de yeserías. La ornamentación con figuras de yeso policromado de los apóstoles, los santos padres, ángeles y otras figuras se completa en el presbiterio con tres retablos, el del Espíritu Santo que preside la capilla (barroco de hacia 1659, con un gran lienzo de calidad de Pentecostés de la misma época), el del Santo Cristo del Consuelo (lado del Evangelio, barroco, de mediados del s. XVIII), y el de la Purísima Concepción (barroco, de 1743, que alberga en la hornacina avenerada la talla renacentista de la conocida Virgen del Ángel). En la entrada desde la nave se erige una portada de la misma forma que en la capilla de Santa Ana, concibiéndose como un arco de triunfo de medio punto encajado por machones a los que se añaden dobles pilastras sobrepuestas donde se sitúan cuatro apóstoles y en las enjutas, ángeles trompeteros. Remata la composición una hornacina bajo dosel que alberga a San Miguel.
En la sacristía de esta capilla se conserva un retablo plateresco de hacia 1550 dedicado a San José, con pinturas sobre tabla fechables en la época del retablo, de estilo manierista con colores tornasolados. La escena de la Virgen con el Niño entre las almas del Purgatorio, en el banco del retablo, destaca por su rafaelismo en el sentido del dibujo y búsqueda de belleza. Las pinturas del cuerpo y del ático presentan en cambio mayor conexión con lo flamenco, apreciable en el colorido más vivo y en el mayor realismo de los rostros, así como en los plegados y composición general de las escenas.
Capilla del Santo Cristo Crucificado.
Se trata de la antigua capilla del Cristo de la Cama que se abre a la nave de la Epístola y su construcción se llevó a cabo a partir de 1503. Se cubre con una bóveda gótica de crucería. El Cristo yacente de la Cama ha sido trasladado recientemente a la capilla de la Dolorosa y se ha colocado en su lugar una imagen de Cristo Crucificado – antiguo Santo Cristo del Trascoro – que se localizaba anteriormente en la capilla de San Martín. Se trata de una bella talla de principios del siglo XVII, heredera del Romanismo en lo que se refiere a la concepción de la belleza y a la anatomía, así como al tratamiento del paño de pureza de pliegues curvos.
Construida en el siglo XVI, se localiza a los pies de la nave de la Epístola. Se accede a través de una reja del siglo XVI que ostenta las armas de Villalón. Es de planta rectangular, muy pequeña y se cubre por una bóveda gótica estrellada. Fue autorizada por el cabildo en 1545 a Bartolomé de Villalón, hermano del Deán don Pedro.
Preside la capilla un pequeño retablo romanista del titular, del último tercio del siglo XVI. La hornacina central alberga la talla exenta de San Pedro, encuadrado por los relieves de San Bartolomé y San Pablo en las calles laterales. Todas estas figuras, de calidad discreta, presentan rasgos romanistas en actitudes, composiciones y ropajes. En el pavimento, adosado al muro norte, hay una cubierta de sepulcro gótico con la figura yacente de un obispo que, según Don Julio Segura Miranda, canónigo archivero de la Catedral de Tudela: En septiembre de 1263 fallecía el Deán don Lope Arceb de Olcoz, capellán del rey. Se enterró en el coro bajo una piedra sepulcral con su estatua yaciente, revestido de hábitos pontificales; en los extremos de la estatua había unos ángeles con incensarios en la mano. (Tudela Historia, leyenda, arte).
Se localiza en el muro exterior del coro por la nave de la Epístola, frente al tránsito al claustro. Anteriormente estuvo dedicada a San Mauro.
Preside la capilla un pequeño retablo barroco de hacia 1670. En la hornacina central se encuentra una talla de San José, del siglo XVIII, y en el ático un lienzo de San Plácido de finales del siglo XVII.
Capilla de la Purificación de Nuestra Señora o virgen del “Pajarico”.
Se localiza junto a la capilla anterior, frente a la capilla de Cristo Crucificado. Preside la capilla un pequeño retablo de estilo rococó, de la segunda mitad del siglo XVIII. En la hornacina se venera una talla de la Virgen sedente con el Niño y con una paloma en su mano, obra romanista de finales del siglo XVI. Queda encuadrada por dos lienzos del siglo XVII con medias figuras de San Juan Bautista y San Francisco Javier.
Junto a la puerta de Santa María, frente a la capilla de San Martín del ábside, se encuentra un pequeño recinto que alberga la pila bautismal de piedra, del siglo XVI.
Otra pila bautismal de alabastro se encuentra entre las capillas de Santa Ana y de San Antonio con el escudo picado del canónigo de Martín de Mezquita, datada sobre 1556.
El coro es uno de los proyectos que promueve el Deán Villalón a partir de 1519. Destacan en él la verja plateresca de madera tallada con los tableros extremos, por su decoración «a candelieri» y su remate calado. En la tracería gótica de los sitiales se entremezclan aves, animales fantásticos y bustos humanos de sabor plateresco, que marcan el inicio del Renacimiento en Navarra.
La estructura del coro es sencilla, de forma rectangular y se construye ocupando los dos tramos centrales de la nave mayor de la Catedral. Compone la sillería un conjunto de 86 sitiales distribuidos en sillería alta y sillería baja.
Especial tratamiento recibe la silla del Deán, cubierta con calado pináculo, en cuyo respaldo recuerda Villalón a su protector el pontífice Julio II Della Rovere, cuyas armas y las suyas coloca juntas. Además, en los reposabrazos del sitial principal aparecen en medallones los bustos-retrato del Papa y del Deán, uno a cada lado.
Se localizan en el coro varias losas sepulcrales de madera tallada, encontrándose al pie de la sillería la del deán Villalón en un relieve con ricas vestiduras y una inscripción de 1538.
El facistol central es obra de 1884 y sobre él se encuentra la talla de Cristo Crucificado de principios del siglo XVII.
El órgano se sitúa sobre el coro y fue ejecutado en Lerín en 1759.
El trascoro se sitúa frente a la entrada de la Puerta del Juicio y está ocupado por dos grandes pinturas murales de estilo manierista que narran la Resurrección de los Muertos y el Juicio Final, a la izquierda y derecha respectivamente, de principios del siglo XVII.
Estancia que se encuentra detras de los absides de la catedral.
Está ricamente amueblada con una gran cajonería manierista de 1647, terminada de construir en 1632 y reformada en su decoración en estilo neoclásico, hacia 1792.
Tiene planta cuadrada y se cubre por dos tramos de bóveda de medio cañón con lunetos. Sobre la cajonería se sitúa un retablo neoclásico con resabios del rococó, de finales del siglo XVIII.
Sobre el retablo, un gran lienzo del Nacimiento del siglo XVII copiado de modelos del XVI, traído de Roma. Fusiona influjos de Rafael en el tipo físico de los personajes arrodillados, Leonardo en el paisaje y la figura de la izquierda y de Filippo Lippi en el esquema compositivo de la Virgen y el Niño.
En los muros hay otros ocho grandes lienzos del siglo XVII, entre los que destaca por su calidad el del conde de Campomanes de 1780. Se conservan también en los muros dos espejos del siglo XVII de la Real Fábrica. La lámpara de latón es de origen francés, del siglo XIX.
Entre los ornamentos que se custodiaban en la sacristía, debe mencionarse un buen terno rojo de Santiago, obra manierista de la segunda mitad del siglo XVI, destacando especialmente la capa pluvial – muy restaurada – con la figura de Santiago Matamoros con un paisaje en el fondo (museo palacio del Dean).
Junto a la sacristía se encuentra una antesacristía de planta rectangular – de la misma época que la sacristía – que se sitúa detrás del ábside central y lleva bóveda baída su primer tramo y media naranja decorada el segundo. Se encuentra en esta estancia un bello lavatorio de piedra con una pila con copa gallonada y un paramento adosado al muro con pilastras cajeadas que se remata por un frontón triangular culminado en pirámides, de 1743.
De planta rectangular y su construcción fue aprobada por el Cabildo en 1657, cubriéndose con una bóveda gótica de nervios curvilíneos que apea en trompas. Con una sola excepción del Pentecostés, el conjunto de lienzos sobre la Vida de la Virgen que recubren los muros son de Vicente Berdusán, realizados entre 1669 y 1671. En una pequeña antesala que precede la capitular se encuentra un Cristo a la Columna y se han restaurado unas bellas hornacinas con enmarques pintados imitando pilastras y frontones de diseño mixtilíneo.
Se accede al claustro desde el templo a través de una estancia rectangular del siglo XIII que se sitúa entre la capilla del Espíritu Santo y la de Cristo Crucificado, en el lado de la Epístola.
El muro occidental de esta estancia está ocupado por tres grandes arcos apuntados agudos – tipo hornacina – del siglo XIII, que albergan otros tantos sepulcros lisos apoyados en columnas de capitel vegetal.
En el muro sur se encuentra otro sepulcro de estructura más compleja que según la tradición pertenece a un familiar de Sancho VII el Fuerte (1154-1194-1234). Se cobija bajo un arco gótico y lleva un tímpano muy apuntado de piedra con decoración de rosetas donde se representa un Calvario gótico policromado.
Claustro
El claustro románico es de finales del siglo XII, bajo el reinado de Sancho VI el Sabio (1132-1150-1194).
Juntamente con la portada del Juicio, constituye uno de los conjuntos escultóricos más importantes del arte medieval navarro.
Tiene planta rectangular con doce arcos de medio punto en los lados mayores (oriente y occidente) y nueve en los menores (norte y sur). Dichas arquerías se apoyan en dobles y triples columnas, apareciendo en el centro de las crujías pilares prismáticos.
Los escultores que realizan este claustro inician su trabajo por la galería Norte, continuando por la galería Este, la Sur y finalmente la galería Oeste, ésta posiblemente ya en tiempos de Sancho VII el Fuerte (1154-1194-1234). Destaca especialmente el conjunto de capiteles desde el punto de vista formal, estilístico e iconográfico.
En las galerías Norte y Este se representan escenas de la Infancia, Vida Pública (dentro de este tema es destacable el capitel de la Resurrección de Lázaro), Pasión y Resurrección de Jesús.
En la galería Sur los capiteles narran escenas de la Muerte de la Virgen y vida y martirio de diversos santos, entre los que destacan el dedicado a Santiago Apóstol y el de San Juan Bautista.
Finalmente, en la galería Oeste encontramos capiteles con representaciones religiosas y profanas, como capiteles decorativos integrados por decoración vegetal y animal, junto a otros de carácter simbólico, como el tema de la parábola del “pobre Lázaro y el rico Epulón”.
Junto a la puerta de entrada a la Escuela de Cristo, gótica de arco apuntado del siglo XIV, se halla una ventana geminada con arcos peraltados de medio punto, posiblemente del siglo XII. A continuación, sigue un medio punto y una segunda ventana geminada con dos arcos de herradura aplastados que lleva una inscripción del siglo XII.
La crujía Sur se corresponde con una serie de dependencia claustrales, dispuestas en tres niveles, que antiguamente sirvieron de bodegas y almacenes. Algun
En el lado occidental del claustro se encuentra una puerta gótica del siglo XIV con arco apuntado que se abre a una dependencia que se denomina la Cárcel.
En el muro Norte se alojan varios sepulcros de cronología diversa, siendo el más antiguo románico de finales del siglo XI.
Ocupando prácticamente toda la crujía oriental del claustro, se encuentra la capilla mudéjar de la Escuela de Cristo que antiguamente estuvo bajo la advocación de San Dionís.
Su origen es posiblemente del siglo XIII incorporando una decoración de pinturas del siglo XIV o XV en las estructuras de madera que la cubren. Presenta planta rectangular cubierta por una armadura de madera. A los pies se localiza el coro, también mudéjar.
El frente de la capilla está ocupado por un pequeño retablo barroco del último tercio del siglo XVII de planta trapezoidal, que contiene en la hornacina central un busto relicario de San Dionís, del siglo XVII.
Encima del retablo se sitúa un Cristo Crucificado del siglo XV. Se conserva la antigua sillería gótica del siglo XV de la Escuela de Cristo que consta de 28 asientos adosados al muro.
En la sacristía de esta capilla se encuentra una buena talla de San Sebastián en alabastro policromado, de estilo gótico flamenco, de finales del siglo XV.
Esta capilla estaba considerada como la Sinagoga Vétula de la ciudad, pero historiadores han rechazado de plano esta posibilidad. Imposible, entre otras cosas, situar una sinagoga en un templo cristiano.
Su identificación como tal se debe a D. Francisco Fuentes, presbítero de la Catedral, cuya información es recogida con algunas dudas por Francisco Cantera en su obra Sinagogas Españolas (1955) , tras una visita realizada a la Catedral en el momento en que se estaban realizando las obras de restauración del Claustro.
Se fecha en el siglo XIV y es un gran salón de planta rectangular con cubierta de armadura de madera a doble vertiente. Presenta un pequeño coro o cantoría al que se accede por una escalera situada frente a la puerta de entrada.
Su construcción en gótico mudéjar y los paralelos sacados con el mudéjar toledano debieron ser los elementos que ayudaron a definirla como sinagoga, cuando es de gótico mudéjar de la región aragonesa, mucho más cercana y cuyos elementos decorativos nunca se han puesto en función de edificios hebreos.
Francisco Cantera asemejó los canecillos en proa de nave que sustentan el coro, con los existentes en las sinagogas de Toledo. Cuando este tipo de remate de la viguería es común en edificios nobles de época gótica en varias poblaciones aragonesas cercanas a Tudela.
Tiene paralelos cercanos la decoración esgrafiada que decora las paredes, restaurada en su mayor parte, similares en el Arco del Deán de Zaragoza y en las iglesias de Maluenda y Torralba de Ribota, de Aragón.
En esta capilla se conservan tres tablas pintadas de la cubierta del sotocoro, con iconografía de ángeles portadores de candelabros bajo arquerías entrelazadas y motivos heráldicos, y entre las metopas del alero aparecen motivos geométricos entrelazados y el anagrama IHS. Elementos que no pueden identificarse con la decoración de una sinagoga.
No tiene sentido la idea de ubicar aquí la sinagoga, desde el aspecto cronológico. Toda la decoración está fechada en el siglo XIV, cuando la judería está asentada en las laderas del castillo y no en esta parte de la ciudad. Y aunque Basilio Pavón en su teoría tuviera razón y se hubieran mantenido las dos juderías al mismo tiempo, el poder religioso cristiano en la Edad Media nunca hubiera permitido la existencia de un elemento de culto judío dentro de las dependencias de la entonces Colegiata.
El historiador Juan José Bienes comenta en su estudio sobre esta capilla a la que atribuyen como Sinagoga: J.L. Lacave (1992) opina que carece de sentido situar aquí la sinagoga, y Concepción García Gainza en el Catálogo Monumental de Navarra (1980), al tratar de la Escuela de Cristo, no hace el mínimo comentario.
Otros datos de interés
Se han datado más de 120 marcas de cantero diferentes, que posiblemente se triplicaría si se hubiese estudiado las bóvedas, y muchas de las marcas quedan encerradas en el interior del muro.
Alguno de los libros que hablan sobre la catedral de Santa María la Mayor de Tudela
Textos: Amaya Zardoya y Deli Blázquez, Guías del Museo de Tudela –
Descripción y fotos policromadas de la puerta Juicio: Diego Carasusan y Blanca Aldanondo
Maquetación: ciudadtudela.com
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