NO LLORARÁN ESTOS OJOS
No llorarán estos ojos pardos
porque hoy eligieron ser libres
para dejar de ser fetiche de las formas.
Donarán su brillo a las estrellas,
lanzando su destello a las montañas
que abrazarán la danza del viento
en horas agregadas con diamantes.
No llorarán más estos ojos,
porque serán ofrendas a la Tierra
que observan fulgurantes luces de los astros
para honrarse con la fé de la memoria.
Dejarán que se abran las conciencias
y la energía vital se engrandezca
para ser eco fiel de la luna
y escuchar su música melodiosa.
Desplegarán sus crisálidas plateadas
para remontar su vuelo a llamaradas
y eclipsar el Universo en un instante
como cósmica luz entre las sombras.
No derramarán ya más lágrimas,
no serán corteza de más normas.
Reinarán como monarcas de mi senda
para llenar de ramas los rosales.
M. Elena Sánchez
Todos los derechos reservados
LOS LÍMITES DEL TIEMPO
Nunca te das el tiempo que mereces,
ese que añoras al llegar la noche,
porque vives y cuentas los minutos,
ocupados de forma indescriptible
en una agenda que no te da tregua.
Mientras, la vida te pone los años
y a tí te dejas siempre para luego.
Y se escapan los días con sus horas,
pero tú encuentras la excusa perfecta
para ignorar lo que de verdad quieres
y piensas que tendrás tu propio espacio
un día en el futuro.
Te olvidas de tí mismo, de tus sueños
y ni siquiera buscas la manera
de encontrarte. No escuchas
a tu corazón que fuerte palpita
como un humano que sueña perderse
entre la vida y sus frivolidades
y vas dejando a un lado
tus propias perferencias
porque siempre son los demás primero.
Nunca te das descanso,
crees que puedes con todo y abandonas
los límites que el tiempo te acontece
y así, sin darte cuenta,
te llegan las arrugas.
Entonces te percatas que tuviste
el tiempo y dejaste que volara.
Mª Elena Sánchez
Del libro «Desde mi ventana» , Ed. Traslapuente.
MOMENTOS
Entre las cortinas hay días hermosos,
con tardes de espejos y noches de plata.
Entonces, el cielo derrama su manto
con místicas nubes que el viento conforta.
Son bellos momentos, con sus soledades.
Se inunda el paisaje formando colores
que el sol ha irradiado y es el infinito
tras el horizonte que lo invade todo.
Se cubren las calles muy bien ocultadas
bajo la penumbra que trae el ocaso.
Aún huele a esperanza nuestra vida rota
y es la peregrina de nuestras memorias,
hechas de pedazos de lo que vivimos.
Ya llegó ese tiempo para que las aves
tengan que emigrar y olviden promesas
hechas de acuarelas de falsos colores.
Todo huele a lluvia, con su luz de otoño
y deja su aroma sobre los tejados,
donde las palomas despojan sus nidos,
entre mil arrullos, musitando tardes
y olvidan las plumas que no necesitan.
Y llega la noche, con su suave viento.
Se asoma la luna, el día se acaba.
Se van los momentos, se van los sollozos.
Mª Elena Sánchez
«Desde mi ventana»
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