Miguel Martínez de Leache nació en Sádaba, en 1615. – Vino a Tudela siendo un niño de poca edad donde vivió hasta su muerte el 2 de junio de 1673.
Hijo del boticario de Sada, Miguel Martínez y de Ana Huarte, que, según dicen D.Quintin Chiarlone y D.Carlos Mallaina, era hermana del famoso médico de Ultrapuertos (Navarra hoy en territorio francés) Juan Huarte de San Juan.
A los 20 años de edad viajó a Roma, capital de la medicina renacentista y del desarrollo de la anatomía en la época. Según Gil-Sotres, el viaje a Italia le sirvió al boticario para ponerse al tanto de los avances terapéuticos, así como para adquirir un número considerable de literatura médica que llevó de regreso a España. La biblioteca de Martínez de Leache debió ser importante, como puede verse en el volumen de textos que son citados en los Discursos.
En 1647, Martínez de Leache se estableció en la botica de su tío Francisco Martínez de Leache y fue elegido como mayordomo del colegio de boticarios de la ciudad de Tudela.
Autor prolífico, desde joven publicó libros especializados en el arte de los boticarios e incursionó en aspectos teóricos, prácticos y éticos de la profesión. Murió el 2 de junio de 1673.
A su regreso a Tudela, ingresó al Colegio de San Cosme y San Damián, patrones de las artes médicas. Debido a su proceso de formación y pericia en las artes de la farmacia, cumplió con los requisitos de la época y adquirió el título de boticario que le otorgaba la potestad de fabricar y vender sustancias medicinales en una botica.
En la estructura interna del sistema médico español existían mecanismos de control sobre las teorías y prácticas de cada especialidad, lo que permitía una división de trabajo entre las artes principales. La medicina se enfocaba en los aspectos teóricos e internos del cuerpo humano sano o enfermo, en la dieta y el diagnóstico; la cirugía, en la terapia, mediante la intervención directa sobre las manifestaciones visibles de las enfermedades, y la farmacia, en la creación y fabricación de sustancias medicamentosas, simples y compuestas, destinadas al tratamiento indirecto de las enfermedades.
Los boticarios se entrenaban en las boticas, dentro de la estructura de maestro-aprendiz, a diferencia de la medicina y la cirugía, que exigían haber cursado cátedras universitarias. El aspirante a boticario debía cumplir y certificar un periodo de cuatro años como asistente en una botica bajo la tutela de maestro con título.
Adicionalmente, debía aprobar un examen de contenidos teóricos y prácticos que podía ser realizado por protomédicos locales o médicos reconocidos en la región donde el aspirante quisiera ejercer. Los contenidos teóricos se basaban en el manejo del latín y la comprensión suficiente de las doctrinas de las autoridades médicas, básicamente Hipócrates, Galeno y Avicena. En la parte práctica el aspirante era llevado a una botica y allí se le evaluaba la correcta identificación de sustancias y la fabricación de compuestos.
Los exámenes para los boticarios incluían preguntas generales sobre el funcionamiento del cuerpo humano en relación con los órganos y los humores, así como preguntas puntuales sobre ciertas sustancias que eran comunes o que exigían una preparación especial para eliminar su carácter venenoso y, así, ser administradas sin peligro a los enfermos.
Es de suponer que estas preguntas revestían cierta dificultad al aspirante, pues desde el siglo XVI, y especialmente en el XVII, aparecen diversos tratados —de los cuales los Discursos son una buena muestra— que pueden entenderse como manuales de ayuda para preparar el examen. Así mismo, constituían textos útiles para la práctica regular de la profesión, pues proporcionaban elementos que trascendían la información descriptiva de las farmacopeas.
Obra publicada por Martínez de Leache
1644 – De vera et legitima Aloes electione juxta Mesue textum in duas sectiones divisa disputatio, Impreso en Pamplona por Martín de Labayen.
1650 Controversias pharmacopales donde se explican las preparaciones y elecciones de Mesue, publicada en Pamplona por Martín de Labayen y Diego de Zabala, obra publicada en Pamplona por los mismos impresores. Se trata de un libro de amplia extensión que tuvo buena acogida. En 1688, ya fallecido el autor, se hizo una nueva edición en Madrid, añadiéndole una obrita que trata del Bálsamo de Pedro Flores, médico sevillano.
En 1652 publicó, de nuevo en Pamplona, Discurso pharmaceutico sobre los canones de Mesue, publicada en Pamplona por Martín Labayen y Diego de Zabala., que es su obra más importante, pues las cuestiones de las que trata son las habituales en los exámenes de boticarios.
El autor hace gala de amplia erudición, reflejo de una biblioteca que contaba con casi cien volúmenes, entre los que estaban la totalidad de los textos de farmacia redactados por los autores más señeros del galenismo.
Su enfoque sigue la metodología escolástica, con planteamiento de quaestiones, distinctiones, sed contra, etc., que hacen árida la lectura.
Pero siempre muestra con claridad su pensamiento a favor de lo manifestado por las auctoritates, los escritores griegos, árabes o latinos, que resumen el saber farmacéutico.
1662 Tratado de las condiciones que debe tener el boticario para ser docto en su arte. (Zaragoza ). Se trata de un original libro de deontología profesional que, en doce capítulos, expresa las cualidades que han de adornar a quien se dedique a la farmacia: desde el lugar más conveniente para instalar la botica, la necesidad de conocer el latín y de estudiar, de ser generoso, de evitar el juego y las borracheras, de poseer temor de Dios y una buena conciencia, de ser humilde. Y sobre todo, no hacer entrega de medicinas sin receta y no sustituir un medicamento por otro sin consejo del médico.
Notas
1. Son pocas las referencias directas al autor que pueden encontrarse en fuentes secundarias. Sin embargo, existe un artículo, corto pero conciso, publicado por la revista del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Navarra en 2005: GilSotres, Pedro. La obra del boticario de Tudela Miguel Martínez de Leache (1615-1673). En: Albarelo Revista profesional del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Navarra, mayo de 2005. Gil-Sotres cita la obra de Chiarlone Q. Mallaina C.: Ensayo sobre la historia de la farmacia, Madrid, 1847 (reimpresión Valencia, 1999) como la fuente principal de los datos por el reproducidos. Este texto no ha podido ser consultado directamente. Hay una mención del autor en: Larregla Nogueras, Santiago. Aulas médicas en Navarra. crónica de un movimiento cultural. Diputación Foral de Navarra, Consejo de Cultura. Institución Príncipe de Viana, 2005. Documento electrónico en PDF disponible en: http://www.cfnavarra.es/Salud/docencia.investigacion/textos/ temas_medicina/3_aulas_m%C3%A9dicas/AULAS%20MEDICAS.pdf.
2. La tradición Huarte de San Juan (1529-1588) fue uno de los médicos españoles más reconocidos del siglo XVI. Se conocen particularmente sus estudios sobre la melancolía y el estudio de los diferentes temperamentos humanos o teoría de los humores. Su obra más importante es el Examen de ingenios para las ciencias, publicada en 1575 en la ciudad de Baeza.
3. La ciudad de Tudela, ubicada el sur del reino de Navarra, tuvo una fuerte influencia árabe. Para el siglo XVII era una ciudad importante en términos académicos y con una tradición en la formación de médicos, cirujanos y boticarios. Véase: Chejne, Anwar. Historia de España musulmana. Cátedra. Madrid, 1999.
4. La tradición de evaluación de la pericia de los boticarios a partir de la presentación de un examen establecido ante una autoridad competente fue implementado en América. En el caso del Nuevo Reino de Granada, existen evidencias en el Archivo Nacional que muestran la práctica del examen y sugieren, desafortunadamente de forma indirecta, algunos contenidos que eran evaluados. Para el siglo XVII parece que los exámenes eran los mismos que se practicaban en España, sin tener en cuenta las dinámicas propias de estas latitudes, las diferentes enfermedades y las sustancias particulares que eran aquí asequibles. Véase: AGNB [1626] Sección Colonia. Fondo: Miscelánea 11, ff. 785-864, y AGNB [1634] Sección Colonia. Fondo: Médicos y Abogados. Rollo 006/06, ff. 880-1033.
5. Pueden ser consultados de forma virtual en la biblioteca de la Universidad Complutense de Madrid: http://cisne.sim.ucm.es/.
Bibliografía
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