Figura y su obra en su 150 aniversario
José Mª Muruzábal del Solar
Introducción
Resulta lógico considerar que las dos primeras generaciones de pintores contemporáneos de Navarra están compuestas por un pequeño grupo de artistas; en ella se unen las fi guras de Inocencio García Asarta (Urricelqui, 2002), Andrés Larraga (Paredes & Díaz, 2002), Lorenzo Aguirre, Enrique Zubiri (Muruzábal, 2018), Javier Ciga (Fernández, 2012) o Jesús Basiano (Muruzábal, 1989). El conocimiento de estos artistas ha avanzado mucho en los últimos años gracias a diversos estudios llevados a cabo por diversos historiadores navarros del arte[1]. Aparte de dichos artistas, más o menos consagrados, existe otro limitado número de nombres, mucho más desconocidos, pero que resultan básicos para trazar el panorama de las artes plásticas en nuestra Comunidad en el último tercio del siglo XIX y principios del XX. Entre ellos podemos citar a Martín Domingo Yzangorena (Muruzábal, 16/2/16), Prudencio Pueyo (ídem, 2013), Balbino Ciáurriz, Prudencio Arrieta, Ramón Latasa o Natalio Hualde Landa (ídem., 2013).
El artículo que desarrollamos a continuación trata acerca de uno de los pintores destacados de dicha generación pero que, lamentablemente, permanece hasta la fecha oscurecido, como en un segundo plano. Se trata del artista tudelano Nicolás Esparza, pintor formado en su Tudela natal y en la Academia de BBAA de San Fernando de Madrid. Tras su periodo formatico obtuvo plaza de profesor en la Escuela de Artes y Ofi cios de Sestao (Vizcaya) en donde desarrolló su carrera como maestro y como pintor. A pesar de este alejamiento físico nunca dejó de relacionarse con su ciudad natal. En vida gozó de prestigio, tanto en Vizcaya como en Navarra, pero conforme ha ido pasando el tiempo su nombre fue cayendo en el olvido. Han pasado ya treinta años desde la última exposición de su obra, en Pamplona y Tudela. El 150 aniversario de su nacimiento resulta fecha idónea para reivindicar al artista. Esperamos que estos apuntes contribuyan, siquiera de manera modesta, a dicho propósito.
Periplo biográfico de Nicolás Esparza
Nicolás Esparza Pérez, nació en Tudela, el día 22 de diciembre de 1872, en la calle de Herrerías, 51; fueron sus padres Robustano Esparza y Carlota Pérez. Esparza inició sus estudios artísticos en la Academia Castel Ruiz de Tudela, bajo la dirección de Aniceto Sada. Los estudios en dicha escuela están muy bien analizados en una publicación de Pablo Guijarro. Acerca de Nicolás Esparza indica:
“Recibió su primera formación artística bajo la dirección de Aniceto Sada, destacándose de los demás alumnos a juzgar por las califi caciones que conservamos. Entre 1886 y 1889 Esparza es quien tiene las notas más altas: aplicación = mucha, disposición = notable, y comportamiento = muy bueno, apenas igualándole algún otro de la treintena de alumnos que asistían a las clases de dibujo de fi gura: Román Tello (1886) y José Vélez (1887, 1888 y 1889). Tal era la calidad de Esparza que, en enero de 1888, a pesar de recibirlas mismas califi caciones que Vélez, el profesor anota la observación “el más sobresaliente” (Guijarro, 2009, 98).
Tras esta formación inicial continuó sus estudios en la Academia de Bellas Artes de San Fernando entre 1891 y 1900, estando entre varios años pensionado por la DFN y la Real Sociedad Tudelana de Amigos del País. Sus progresos se observan, por ejemplo, en que terminó brillantemente el primer curso, cuarto entre los 38 alumnos premiados en todas las categorías, con una medalla y dos accésits. La precaria situación que tenía para cursar estudios en Madrid llevó a que su antiguo maestro, Aniceto Sada[2], a finales del año 1892, propusiese a la Sociedad Económica solicitar a la DFN una pensión que le permitiese continuar sus estudios. Aniceto Sada certificó sus disposiciones naturales para el dibujo y la pintura, así como su laboriosidad y honradez. Además de sus estudios en San Fernando consta que asistió al estudio de los pintores José Moreno Carbonero y de Ricardo de los Ríos. Fue copista también del Museo de Prado, donde se interesó por la obra de Velázquez, Goya, así como de pintores contemporáneos como Benlliure o Casado del Alisal.
Acerca de la pensión económica de la DFN, Nicolás Esparza la obtuvo en un concurso con otros jóvenes valores de Navarra, como eran Enrique Zubiri, Francisco Sánchez Moreno (Muruzábal, 2019) y Natalio Hualde. Siempre se ha destacado que fue persona modesta, hasta el extremo de tener reparos para presentarse al concurso para la beca de la DFN con que iniciar estudios de Bellas Artes en Madrid. El sacerdote tudelano Cipriano Navas le convenció para presentarse al certamen. La prensa navarra explicaba con detalle el concurso:
“En una de las galerías del Palacio provincial tuvimos el gusto de ver a los pintores Señores Zubiri, Hualde, Esparza y Sánchez, aspirantes a la pensión señalada por la Diputación, practicando uno de los ejercicios con que ha de probar su aptitud ante el tribunal designado para informar a S. E. sobre los trabajos. El que ayer ejecutaban consiste en pintar el busto de un hombre, al natural, trabajo para cuya realización se les había dado diez horas de tiempo. Comenzaron a las nueve de la mañana, suspendieron el trabajo a la una y lo reanudaron por la tarde. El modelo era un joven austriaco que en compañía de otro alumno llegaron anoche de Cataluña y se dirigen a San Sebastián para regresar a su país Llámese aquel José Mayer. Anteayer copiaron dichos señores artistas al lápiz algunas figuras de yeso existentes en la Escuela de Artes y Oficios; y en los días próximos completarán los ejercicios del programa copiando al óleo del natural un paisaje y no sabemos qué otra cosa”.
(El Tradicionalista, 3-9-1893, 2)
Cipriano Navas, sacerdote muy amigo del pintor, cuenta en sus escritos, que él siempre creyó a ciegas en la valía de Nicolás Esparza. Un día recibió en su despacho al artista valenciano Mariano Benlliure y vio un cuadro de Nicolás Esparza que representaba a un campesino. El conocido artista, al enterarse que su autor era un paisano del sacerdote, dedicado a la enseñanza tras haber dejado la pintura a un segundo plano, se pronunció acerca del pintor “Es una lástima, el arte perdió mucho con el cambio” (Martínez Escalada, 1999, 189).
La renovación de la pensión de la DFN trajo diferentes debates el año 1898, dado que había opiniones contrapuestas entre los diputados forales. Hemos recogido en la prensa del momento dicho debate,
“Los señores diputados explicaron las razones que ha habido para consignar una pensión de 1000 ptas. al señor Esparza de Tudela, artista modesto y de gran porvenir, de quien se espera que ilustre el nombre de su tierra. Algunos señores consejeros indicaron que encontraban justificado que la provincia ayude a sus hijos cuando estos descuellan por su aptitud y trabajo. Un señor consejero dijo que, aunque parecía innecesaria toda recomendación porque era bien reducida la partida, no obstante, se permitía rogar a la Diputación que en todo momento evitase el aumento de gasto por este concepto”
(El Eco de Navarra, 23-12-1898, 2).
Dado que la pensión económica de la DFN era insuficiente, osciló entre 1.000 y 1.250 pesetas anuales, la Sociedad Económica de Tudela le otorgó al artista 250 pesetas anuales los años 1894 y 1895, a modo de “estímulo en sus trabajos”. Como bien dice en su artículo Pablo Guijarro, La Sociedad Económica se sintió siempre partícipe de los éxitos del pintor, cuya carrera artística había contribuido a alumbrar. Lo había hecho, en primer lugar, a través de la academia de dibujo por ella promovida y, posteriormente, con su contribución económica. El año 1898 felicitaba a Nicolás Esparza por el premio extraordinario en la clase de colorido y composición en la Escuela Especial de Pintura de Madrid y por el título de profesor que había logrado.
Nicolás Esparza concurrió a las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes de 1892, 1895 (en que recibió una Mención Honorífi ca), 1897 (en que volvió a recibirla su cuadro titulado En la escuela, compartiendo el Diploma de Honor con Ciencia y caridad de Pablo Ruiz Picasso), 1899, 1901, 1904 (Medalla de Tercera Clase, en la sección de grabado) y 1906. Respecto de su selección en la exposición de 1892, la prensa navarra hablaba así,
“El joven pintor navarro, Don Nicolás Esparza, alumno distinguido de la Escuela especial de pintura, ha obtenido la satisfacción de ser admitido como expositor en la gran exposición que se celebra en Madrid, a pesar de que el jurado ha rechazado más de cien obras pictóricas. Le felicitamos por este primer triunfo”
(El Liberal Navarro, 4-10-1892, 2).
Durante su estancia en Tudela, le encargó el Ayuntamiento los retratos de Méndez Vigo y el del Cardenal Soldevilla, el año 1900. Además de dichos cuadros Nicolás Esparza, en agradecimiento a la ayuda que la Real Sociedad Económica Tudelana de Amigos del País le prestó, obsequió a la misma con un retrato del rey Carlos III, copia de Rafael Mengs, hoy en el Ayuntamiento de la localidad. Unos años antes había regalado el artista al poeta navarro Hermilio Olóriz[3] varios bocetos al óleo que representaban diversos paisajes de las hermosas poesías de éste, tituladas El vado y Calahorra. (La Lealtad Navarra, 16-7-1895, 2).
El año 1900 Nicolás Esparza se asentó en Sestao, al lograr la cátedra de Dibujo en la Escuela de Artes y Oficios de esta localidad, de la que luego fue director. Así recogió la noticia la prensa navarra,
“Ha sido propuesto por unanimidad para la asignatura de dibujo en la Escuela de Artes y Oficios de Sestao, nuestro paisano, Don Nicolás Esparza, quien ha conseguido tan feliz resultado en brillante oposición en la que actuaron ocho aspirantes”
(El Eco de Navarra, 5-10-1900, 2).
A partir de ese momento, acabó convirtiéndose en uno de los mejores retratistas de la época en Vizcaya, firmando muchas de sus obras con el seudónimo de Enrique Arenas Quintero. A su actividad pictórica hay que sumar la importante actividad docente que desarrolló. En lo personal, contrajo matrimonio con Josefina Mangiron, maestra, teniendo el matrimonio siete hijos.
Tenemos datos acerca de que Nicolás Esparza intentó dar el salto desde su puesto de Sestao a Madrid, optando por oposición a una plaza docente de pintura en la Academia de San Fernando. Así se testimonia en el catálogo de la exposición de 1991 en Tudela y Pamplona,
“Entre el tribunal se le consideraba como el mejor opositor con diferencia sobre los demás. No obstante, el repentino fallecimiento de un miembro del tribunal e influencias “de la más alta instancia jerárquica” del momento dieron la plaza a otro opositor menos cualificado”
(Díez & Motilva, 1991).
Con todo, Esparza no abandonó nunca su relación con Navarra y con Tudela en especial. Ponemos algunos ejemplos de dicha relación, obtenidos de la prensa navarra de la época[4]. En 1902 aparece donando un objeto para una rifa benéfica “Rifa objetos en una jornada benéfica para recaudar fondos para causa benéfica. “Bonita paleta de madera pintada por D. Nicolás Esparza” (Gaztambide, 10-2-1902, 2).El año 1916 informaba de un retrato que Nicolás Esparza exponía en el escaparate de Delclaux, en la Gran Vía de Bilbao; la noticia decía así “Se trata de una exquisita obra de arte, de paciencia, y de buen gusto, debido a la pluma expertísima de quien por su excesiva modestia, ha tenido ocultos sus méritos hasta que sus amigos se han decidido a presentar esta muestra de su valía…Es este el de animarle a recoger obras análogas que, según nuestras noticias, tiene hechas, y formar con ellas una exposición” (La Ribera Navarra, 9-5-1916, 2). En 1921 ofreció a su ciudad un retrato del Diputado a Cortes; la noticia procede de la sesión municipal del Ayuntamiento de Tudela del día 16 de julio de 1921, “Nicolás Esparza ofrece como regalo al municipio un retrato del Diputado a Cortes hecho a pluma para que el Ayuntamiento lo regale a dicho señor. Se le da las gracias y se le felicita por su éxito en la última exposición” (El Porvenir Agrícola, 16-7-1921, 2). Aunque en la citada noticia no se cita al señor diputado, por las fechas debe tratarse, indudablemente, de Don José María Méndez-Vigo, de quien ya había ejecutado un retrato al óleo. Por esas mismas fechas, Nicolás Esparza llevó a cabo una restauración parcial de la imagen de Santa Ana, patrona de la ciudad de Tudela, efi gie que se venera en capilla especial de la catedral tudelana (Boletín de la Comisión de Monumentos de Navarra, 1925, 61, pp. 64).
Nicolás Esparza seguía con sumo interés la actividad de Tudela, en especial los temas culturales y artísticos. Prueba de ello es la carta que remitió a la prensa acerca de otro pintor tudelano, Miguel Pérez Torres[5], que decía así, desatacando en el mismo la concepción clásica que tenía del arte:
“No me ha sorprendido el éxito obtenido en la Corte por nuestro joven paisano, el pintor Miguel Pérez Torres. Lo tenía descontado desde que tuve el gusto de ver algunas de sus obras. Nuestro paisano es de la madera de los grandes maestros de la pintura… Podemos tener, pues, los tudelanos, la casi certeza de ver convertida en hermosa realidad, lo que debe ser motivo de orgullo a todo pueblo culto; nuestro paisano es, como he dicho, de la madera de los grandes artistas; reúne, a sus condiciones excepcionales, una afi ción y entusiasmo envidiables, cualidades precisas en sumo grado para vencer. Estudia a los clásicos; siga observando y ejercitándose del natural (que es a nuestro juicio el mejor maestro), y rehúya contaminarse de ciertas tendencias “artísticas” hoy tan en boga, llenas de artimañas ventajistas que están pervirtiendo el arte verdad lamentablemente, y lo que es peor, malogrando a verdaderos talentos”
(El Porvenir Agrícola, 13-2-1919).
Nicolás Esparza falleció en Sestao el día 9 de julio de 1928, causando su muerte gran pesar en la localidad. Las crónicas de la época indican que a sus funerales asistieron más de 10.000 personas (Ecos del distrito, 13-7-1928, 2). Tras su muerte, el Ayuntamiento de Sestao impulsó la construcción de un panteón y de un monumento a su memoria, costeado en parte mediante suscripción popular (Barañano, 2000). Dicho monumento se localiza en uno de los parques más hermosos de la población (Fotografía 2). Sobre el mismo grupo se levanta el busto de Esparza. Al pie del monumento puede verse una placa de bronce, regalo del Ayuntamiento de Tudela, con esta inscripción: “Con su trabajo y laboriosidad enalteció a Tudela de Navarra, su pueblo natal”. El conjunto es obra del destacado escultor Moisés de Huerta[6]. Aparte de este, Sestao le dono a perpetuidad un mausoleo en el cementerio, dio su nombre a una calle y le dedico un grupo escolar.
En Tudela se anunció su fallecimiento, celebrándose misas por su alma. También se colaboró en recaudar fondos, a través de una comisión nombrada al efecto, para el homenaje que se tributó en Sestao. Así lo recogía la prensa tudelana,
“Ruéganos encarecidamente la familia de don Nicolás Esparza (q.e.p.d.) les demos muy sinceramente a los generosos donantes y, en especial, a la Comisión encargada de la suscripción en nuestra ciudad, la que por mediación de el “Crédito Navarro”, ha remitido a la Comisión de Sestao pro homenaje a dicho señor 1465,50, total de lo recaudado a dicho fin”
(El Ribereño Navarro, 11-11-1928, 3).
A partir de ese momento, su nombre se ha ido oscureciendo. Navarra le recordó con una buena exposición antológica, que se celebró en el Centro Cultural Castel Ruiz y en Museo de Navarra en 1991, coordinada por Jan Díez y Manuel Motilva. La muestra se acompañó de un excelente catálogo ilustrado con obras del artista. Ha sido la única vez que se ha visto obra apreciable del autor en casi cien años. La exposición del retratista tudelano Nicolás Esparza estuvo integrada por 31 cuadros y 15 dibujos. A la inauguración en Tudela acudieron tres hijos del pintor, Jesús, Carmen y Susana, además de algunos de sus nietos; la inauguración fue presentada por el entonces alcalde de Tudela, Don José Antonio Pérez Sola. Como manifestaban sus comisarios, faltaba una de sus obras más conocidas
“Una de sus obras más admiradas siempre fue En la escuela, quizás, dijo Moneo, porque tiene el mérito de haber sido premiada en su día con una mención honorífica ca junto al cuadro de Picasso Ciencia y caridad y que no ha sido posible traer a esta exposición pese a las gestiones realizadas”
(Diario de Navarra, 17-1-1991, 49).
Incluimos a continuación la relación de cuadros expuestos en dicha muestra, dado que no figuran en el catálogo de la misma[7]. Entendemos que dicha relación tiene interés para este trabajo:
- Doña Casilda Iturriza. Óleo en lienzo. 108 x 72 cm.
- José Mª Méndez Vigo. Óleo en lienzo. 127 x 80 cm.
- Gitanos. Óleo en lienzo. 26 x 13 cm.
- Doña Josefa Sotil Erauskin. Óleo en lienzo. 98 x 68 cm.
- Guerra de África. Óleo en lienzo. 32 x 20 cm. (Copia de Benlliure).
- Retrato de joven. Óleo en lienzo. 58 x 40 cm.
- Don Manuel Calvo. Óleo en lienzo. 116 x 81 cm.
- Paisaje. Óleo en tabla. 6 x 10 cm.
- Cabeza de anciano. Óleo en tabla. 6 x 10 cm.
- Labrador. Óleo en lienzo. 96 x 58 cm.
- Paleta. Óleo en tabla. 27 x 18 cm.
- Cabeza. Óleo en lienzo. 30 x 25 cm. (Copia de Velázquez).
- Retrato de mujer. Óleo en lienzo. 123 x 87 cm.
- Cabeza de mujer. Óleo en lienzo. 30 x 25 cm.
- Carlos III. Óleo en lienzo. 121 x 95 cm. (Copia de R. Mengs).
- Cabeza de hombre. Óleo en lienzo. 37 x 28 cm. (Copia de Velázquez).
- Retrato de hombre. Óleo en lienzo. 123 x 87 cm.
- Gitana. Óleo en tabla. 9 x 14 cm.
- Pescadores. Óleo en tabla. 8 x 14 cm.
- Guerrero desnudo. Óleo en lienzo. 84 x 54 cm.
- Paisaje. Óleo en tabla. 6 x 10 cm.
- Yanguas y Miranda. Óleo en lienzo.100 x 80 cm.
- Cabeza de Cristo. Óleo en tabla. 25 x 11 cm.
- Ayudando a la lectura. Óleo en lienzo. 97 x 78 cm.
- Cardenal Soldevilla. Óleo en lienzo. 98 x 77 cm.
- Niños jugando. Oleo en tela. 52 x 39 cm.
- En la chimenea. Óleo en lienzo. 32 x 23 cm.
- Cabeza de viejo. Óleo en tela. 37 x 27 cm.
- Retrato. Grabado. 21 x 14 cm.
- Retrato. Grabado. 14 x 11 cm. 31. Retrato. Plumilla. 26 x 20 cm.
- Retrato. Grabado. 16 x 12 cm.
- Paisajes. Lápiz. 11 x 15 cm. – 13 x 12 cm. -12 x 16 cm.
- Apuntes taurinos. lápiz. 10 x 16 cm. – 11 x 17 cm.
- Apunte de fábrica. Lápiz. 13 x 16 cm.
- Apunte para un retrato. Lápiz y plumilla. 22 x 14 cm.
- Cabeza de perro. Lápiz. 12 x 16 cm.
- Apuntes familiares. Lápiz. 15 x 11 cm. (tres dibujos).
- Apuntes taurinos. Lápiz. 14 x 10 cm. – 12 x 16 cm. – 11 x 16 cm.
- Autorretrato. Lápiz. 16 x 11 cm.
- Retrato de Don Antonio Echeverría. Plumilla.26 x 18 cm.
- Paisaje. Carboncillo. 28 x 46 cm.
- Retrato. Grabado. 18 x 14 cm.44. Retrato. Grabado. 14 x 11 cm.
- Retrato. Grabado. 18 x 14 cm.
- Retrato. Grabado. 14 x 11 cm.
- Paisaje. Carboncillo. 28 x 43 cm.
El 1 de mayo de 1930, al Ayuntamiento Tudelano acordó dedicar una plaza a Nicolás Esparza; anteriormente se denominaba Plaza San Juan, ya que pare de sus solares fueron de la desaparecida parroquia de San Juan, que antes había sido mezquita. No se colocó el rótulo hasta el día 9 de abril de 1935. Posteriormente, el Ayuntamiento, en el mes de noviembre de 1980, adoptó un nuevo acuerdo por el que se modificaron los nombres de varía calles de la ciudad. En dicho momento, la hasta entonces Plaza de Nicolás Esparza, pasó a recuperar su antiguo nombre de Plaza de San Juan. Finalmente, el día 20 de abril de 1994, se rótulo con su nombre una nueva calle localizada en el polígono comprendido entre las calles de San Francisco Javier y el Paseo de la Virgen de la Cabeza (Fotografía 3) (Martínez Escalada, 1999, 189-190). También tiene dedicada una calle a su memoria en la localidad de Sestao.
Queremos terminar este apunte biográfico con este panegírico acerca del artista, publicado tras su fallecimiento en un periódico local de Sestao:
“Esparza era un artista. Espíritu selecto, sentía el arte y en él se arrullaba con el cariño del que siente, el deleite por las cosas bellas. Amaba el arte con pasión de enamorado. En todas sus manifestaciones, aún en los más mínimos detalles, podía observársele fácilmente esa depuración y finura que todo gran artista lleva consigo. Y en las rudas tareas que en la Escuela de Artes y Oficios tenía que realizar, le vimos muchas veces, durante veinte años, alternar la labor de enseñanza, con la ejecución de obras que luego fueron admiradas y premiadas en grandes exposiciones”
(El Galindo, 16-7-1928).
OBRA ARTÍSTICA DEL PINTOR
Dada la brevedad de espacio que requiere esta publicación nos centraremos en la pintura al óleo de Nicolás Esparza. No obstante, destacaremos previamente sus trabajos dentro de la técnica del grabado. Ya comentamos que en 1904 ganó medalla en la nacional de BBAA por un retrato realizado al aguafuerte y buril.
Hace pocos años, una familia tudelana donó al ayuntamiento de la ciudad el grabado que representa un retrato del abuelo del donante,Daniel Escombrillas, con unas dimensiones de 15,5 x 11,5 cm. (Fotografía 4). En el margen inferior derecho aparece una dedicatoria del autor al propio Daniel Escombrillas y fi gura también la fecha del 20 de enero de 1903. La donación la realizó José Manuel Escombrillas, descendiente del retratado y residente en Madrid, que hizo entrega del grabado al alcalde de la capital ribera, Luis Casado (Diario de Navarra, 306-2014, 46). La publicación de Manterola y Paredes publica otro grabado (Fotografía 5), de un caballero que se presenta de busto, con unas medidas de 14 x 10,5 cm., realizado al aguafuerte y fechado el año 1900[8] (Manterola & Paredes, 1991, 26). En la exposición del año 1991 se exhibieron hasta cinco grabados del autor. Díez y Motilva atestiguan que las planchas originales de algunos de sus grabados se perdieron en un desgraciado accidente.
La producción pictórica de este autor se basa en una excelente técnica de dibujante y artista, con notable sentido de la elegancia y de la proporción; una pintura mayormente ejecutada en tonos sobrios, fondos neutros y claroscuro, con composiciones trabajadas y muy bien resueltas, muy en la tradición clásica española, de la que Nicolás Esparza es fi el seguidor. Obra siempre fi gurativa, en sentido realista en ocasiones. Una pintura más de siglo XIX, a la que no alcanzan las novedades estéticas que se van presentando en el primer tercio de la centuria siguiente. Pedro Manterola y Camino Paredes intentaban establecer etapa en la producción estética del autor tudelano, asunto que yo no logro visualizar, dado que la obra que he podido analizar resulta similar, relativamente estática, durante 35 años. En todo caso ellos lo entendían así:
“Aunque se podrían esbozar dos etapas someramente diferentes en su trayectoria. La primera hasta 1910 y la segunda hasta su muerte, estas apenas se diferencian en tanto que son consecuencia lógica del discurrir en post de un mayor perfeccionamiento, en lo que constituye la carrera pictórica de este artista. Si, en cambio, se hace más evidente la fragmentación, por los temas que trata el pintor. Si en la primera etapa, la variedad es característica fundamental, pues abordar el retrato, pero también el cuadro histórico y escenas costumbristas e incluso sociales; en su segunda etapa, el retrato se convierte en el centro de su producción, alcanzando con ellos gran fama y prestigio, que, a nuestro entender, subyugan cualquier estímulo de expresión innovadora”.
(Manterola & Paredes, 1991, 52-53).
Es necesario añadir que esta publicación de Pedro Manterola y Camino Paredes contiene algún error que puede llamar a confusión, debido seguramente a no conocer la obra de Nicolás Esparza. La portada de esa publicación, Arte navarro (1850 – 1940) lleva un fragmento de bodegón, que ellos aseguran es obra de Nicolás Esparza. En la página 19 de dicho libro se reproducen dos bodegones añadiendo “ambos trabajos entroncados con la tradición realista el bodegón español”. Podemos asegurar, con absoluta certeza, que dichas obras no son de Nicolás Esparza. Corresponden a un pintor actual, que lleva trabajando los últimos treinta años en Madrid y que ejecuta este tipo de trabajos, básicamente decorativos; existen muchos cuadros así en el mercado y he tenido la ocasión de examinar, en propia mano, varios de ellos.
Respecto de la pintura al óleo, organizamos la misma en base a una ordenación temática.
Retrato:
Dentro de la pintura al óleo su temática más notable fue el retrato; con el mismo logró caracterizaciones muy logradas de la burguesía vizcaína que posaba habitualmente para sus pinceles. En dichos retratos, la técnica de dibujante y pintor se hace evidente, con fondos neutros y claroscuro muy en la tradición clásica española. Su estilo revela en general, gusto por la elegancia, maestría en el dibujo y buen dominio de la técnica y la composición.
Los pinceles de Nicolás Esparza acabaron por representar muy diversas personalidades. Aparecen eclesiásticos, como es el ejemplo del Cardenal Soldevilla, actualmente en el Museo Catedralicio de Tudela. Resulta obra del año 1900, encargada por el Ayuntamiento de Tudela como agradecimiento por diversas gestiones realizadas por el obispo en beneficio de la ciudad. El retrato resulta muy “oficial”, presentando al prelado sentado en gran sillón, con el correspondiente escudo en la parte superior. Obra de prestancia, pero quizás excesivamente inexpresiva (Fotografía 6). El autor representa también a fi guras históricas, como es el caso de Carlos III, hoy en el Ayuntamiento tudelano. Este cuadro aparece mencionado en la prensa de la época “En la Real Sociedad Económica se ha recibido un hermoso cuadro de Carlos III, en que el aventajado joven tudelano Don Nicolás Esparza le regala en agradecimiento de la ayuda y protección que le viene dispensando para el seguimiento de su carrera artística, en la que está llamado a obtener honrosos triunfos” (El Liberal Navarro, 24-1-1895, 2). Obra de 1895, fue un obsequio a la Real Sociedad Económica Tudelana de Amigos del País por la ayuda económica prestada para su estancia en Madrid. El cuadro es copia de Rafael Mengs.
Entre los retratos aparecen personajes notables de aquel momento. El Retrato de Méndez Vigo[9], del ayuntamiento tudelano, resulta magnífico ejemplo (Fotografía 7). Retrato realizado casi de cuerpo entero, representa al político vestido de uniforme, frontalmente y con sombrero en mano derecha. Podemos añadir el Retrato de Manuel Mª Alfaro y Morales, del Museo de Navarra[10]. Es una obra datable el año 1919, con medidas de 153 x 118 cm. La página web del propio Museo lo describe así “en edad madura, con barba y pelo cano. Vestido a la moda del siglo XIX, lleva capa, abrigo, chaleco, camisa y corbata. En la mano izquierda sujeta el sombrero y los guantes de piel y la mano derecha reposa sobre el apoyo” (Fotografía 8). Otro excelente ejemplo es el Retrato de Manuel Calvo y Aguirre[11], obra fechada el año 1910, con unas medidas de 116 x 81 cm. Estamos ante uno de los mejores retratos trabajados por Nicolás Esparza, representando al prócer vizcaíno sentado, elegantemente vestido y con una gran caracterización. Esta obra se conserva en el Ayuntamiento de Portugalete (Fotografía 9).
Hemos logrado catalogar también otros retratos más. Podemos incluir
un Retrato de caballero, que salió hace años en subasta. Se trata de una
obra datada el año 1915, con unas medidas de 65 x 50 cm. No podemos
reproducir este cuadro por la escasa calidad de la fotografía que poseemos.
Presenta al caballero de medio cuerpo, frontalmente, sobre un fondo más
alegre, en tonos amarillentos. En todo caso, es un retrato de calidad. Otra
obra a reseñar en este apartado en el retrato de un amigo de Nicolás Esparza, también artista; se trata del Retrato de Aniceto Marinas, destacado
escultor a quien conoció y trató en su estancia madrileña. Justo antes de
cerrar este artículo hemos podido catalogar en Navarra el Retrato de Miguel Guelbenzu Sánchez, un óleo de 60 x 45 cm. obra de gran ejecución señorío (Fotografía 10). Parece ser que este retrato cuenta con una pareja representando a un hermano del anterior, Martín María Guelbenzu; aunque hemos visto fotografía de dicha obra, dado que no la hemos podido confirmar personalmente, la apuntamos en estas líneas como simple posibilidad.
Finalmente, pasamos a reseñar el Retrato de Dª Casilda Iturriza, uno los retratos de mujeres que conocemos dentro de la producción de Nicolás Esparza. Está reproducido en el libro Pintores Navarros I. Se representa a una señora de mediana edad, de pie y algo más de medio cuerpo. Obra de excelente nivel, con muy lograda caracterización, en tonos oscuros, muy sobrios (Martín Lomeña, 1981, 77). En el mismo destaca sobremanera el tratamiento del vestuario de la dama (Fotografía 11). En la exposición del año 1991 se expusieron otros retratos femeninos, como es el caso de Doña Josefa Sotil Erauskin o el titulado Retrato femenino.
Pintura de género y Figura.
A pesar de la importancia del retrato dentro de la obra de Nicolás Esparza, buena parte de su producción la dedicó a motivos anecdóticos e intimistas, lo que podemos denominar como pintura de género. En dicha temática priman las escenas cotidianas, con temas infantiles como la ayuda a la lectura o niños en la escuela. El título Ayudando a la lectura o La lección, cuadro con unas medidas de 103 x 85 cm. y fechado el año 1896, conservado en el Museo de Navarra, es buen ejemplo de ello (Fotografía 12). Se trata de una de las obras más célebres de este artista. El catálogo de la exposición de 1991 pone en relación esta obra con el cuadro de Manuel García Hispaleto, titulado Una lección. El mismo aparece en su época en la propia prensa tudelana, a pesar de que, lamentablemente, no hemos podido localizar el texto de Aniceto Sada a que se refiere la noticia:
“Tuvimos ocasión de ver el cuadro pintado al óleo por el aprovechado estudiante,
(Juventud, 20-9-1896, 2).
nuestro querido amigo D. Nicolás Esparza, dedica a la Excma. Diputación Foral.
No nos creemos aptos para juzgar como se debe el cuadro “La lección” y mucho
menos después del artículo que D. Aniceto Sada, persona competentísima, le ha
dedicado en las columnas de El Navarro al Sr. Esparza. Únicamente hemos de
decirte, querido Nicolás, que la opinión unánime, es que puedes llegar a ser gloria
de tu patria y de tu pueblo”
“Tuvimos ocasión de ver el cuadro pintado al óleo por el aprovechado estudiante, nuestro querido amigo D. Nicolás Esparza, dedica a la Excma. Diputación Foral. No nos creemos aptos para juzgar como se debe el cuadro “La lección” y mucho menos después del artículo que D. Aniceto Sada, persona competentísima, le ha dedicado en las columnas de El Navarro al Sr. Esparza. Únicamente hemos de decirte, querido Nicolás, que la opinión unánime, es que puedes llegar a ser gloria de tu patria y de tu pueblo”
(Juventud, 20-9-1896, 2).
La obra En la escuela resulta también un cuadro muy característico de dicha pintura de género. La misma fue expuesta en la Nacional de Bellas Artes de 1897, compartiendo el Diploma de Honor con Ciencia y caridad de Pablo Ruiz Picasso. Estamos ante una ejecución de estética decimonónica, intimista y entrañable, con un cierto deje romántico, pero que seguramente para los gustos actuales resulte poco interesante. El catálogo de la exposición de 1991 pone en relación esta obra con el cuadro de Domingo Muñoz, titulado La amiga. Con todo, entendemos que esta obra en cuestión supone buen reflejo de la época en que se pintó. El cuadro se conserva actualmente en colección particular (Fotografía 13).
Otro cuadro destacado a incluir en este apartado es el título El caballero, obra fechada en 1897 y con unas medidas de 72 x 51 cm. El presente cuadro está dedicado en anverso, bajo fi rma, a J. López Puigcervé. Este cuadro de fi gura resulta bastante singular, está dotado de gran profundidad y carácter, y puede encuadrase dentro de la pintura costumbrista que practicó el artista (Fotografía 14). Comentamos a continuación el título Guerrero desnudo, cuadro fechado en 1894 y con unas medidas de 94 x 61 cm. se conserva en el Museo de Navarra (Fotografía 15). Ignacio Urricelqui habla así de esta obra:
“Expone en una de sus salas un óleo sobre lienzo titulado “Guerrero desnudo”, fechado en 1894, que ya hemos puesto en otro lugar en relación estrecha con este dibujo de la Universidad Complutense, al entender que ambos son ejemplos de la formación del pintor navarro en las aulas de la Escuela de Bellas Artes de San Fernando e, incluso, ha sido apuntada la posibilidad de que el modelo que posó para ambos fuera el mismo dado su parecido físico. Dicha pintura muestra a un hombre desnudo, de pie, que sujeta con la mano izquierda un palo largo, a modo de lanza, y reposa la diestra en un casco de gladiador, al modo de los pompier, que permanece sobre un soporte cubierto por un paño de color pardo. Este lienzo, que el artista tudelano envió a la Diputación de Navarra, seguramente como trabajo de pensionado, se inscribe, al igual que el dibujo de Madrid, en las clases de Dibujo del natural que recibió en la Escuela Especial”
(Urricelqui, 2008).
Obra interesante y de gran sentido intimista es el título Vieja tejiendo (Manterola & Paredes, 1991, 53), cuadro fechado en 1897, con unas medidas de 69 x 45 cm. y conservado en colección particular (Fotografía 16). Dentro de estética similar podemos encuadrar el título Anciano, obra fechada en 1892 (Martín Lomeña, 1981, 72), ejecutado en su período formativo en Madrid y La cocina (Fotografía 17), un boceto de gran carga expresionista, que suponemos fue realizado también a finales del siglo XIX (Martín Lomeña, 1981, 73).
Otras temáticas.
Aparte de todos los temas analizados hasta aquí es necesario destacar los temas de pintura histórica, muy en la línea de la pintura de dicho género, tan abundante y común en el panorama de la pintura de española del siglo XIX. Los títulos La campana de Huesca o Escena de la Guerra de África, son buenos ejemplos de dicha temática. En la exposición del año 1991 se mostró esta Guerra de África, copia de un original de José Benlliure. No poseemos fotografía de ninguna de estas obras.
Respecto de la temática del paisaje no parece que ello fuera el fuerte de Nicolás Esparza. Conocemos unas pocas realizaciones que pueden encajar en dicha temática. El título Altos Hornos de Vizcaya, un óleo de 68 x 105 cm, y fechado en 1910 es un buen ejemplo. Resulta un paisaje digno, quizás algo monocromo. La calidad de la fotografía que poseemos no nos permite su reproducción aquí (Manterola & Paredes, 1991, 52). Otro título que incluimos en este trabajo es Paisaje, apenas un boceto de 6 x 10 cm y que puede atribuirse a la segunda década del siglo XX; resulta obra de mayor gracia y soltura que la anterior (Fotografía 18).
El dibujo.
Finalizamos el análisis de la obra de Nicolás Esparza con la técnica del dibujo. En la Universidad Complutense de Madrid[12] se conserva un dibujo a carboncillo, realizado del natural en su época formativa en Madrid (Fotografía 19). Este tipo de trabajos se ejecutaban en la asignatura de Dibujo del natural, que recibió Nicolás Esparza en los cursos académicos 1892-1893 al 1896-1897, y en el de 1898-1899. Respecto del mismo ha realizado un artículo Ignacio Urricelqui; analizándolo de la siguiente manera,
“El trabajo de Esparza es correcto, propio de un alumno destacado que obtuvo varias distinciones por su aplicación durante su aprendizaje en la Escuela. Se aprecia en él un correcto dibujo, atento al natural, con el que se reproduce fi elmente la anatomía del modelo, y un modelado concentrado en las luces y sombras que defi ne perfectamente los perfi les, con atención a la anatomía. Como puede apreciarse, la pose del sujeto es afectada, con la mano izquierda apoyada en la cadera y el pie derecho ligeramente elevado, apoyado en una cuña de madera”
(Urricelqui, 2008).
Además de dicho dibujo, correspondiente al periodo de formación, se conservan otros pequeños dibujos de Nicolás Esparza por parte de la familia. Quince de ellos se expusieron en la muestra del año 1991. Los comisarios de la muestra hablaban así de dichas obras, “Más soltura denotan sus dibujos, pues aquí se libera del compromiso de enseñarlos. Esos que aquí se muestran tienen el interés y la emoción de ser casi inéditos. Son pequeños apuntes frescos, rápidos, ágiles y precisos, algo inesperado en la obra racional y meditada de Esparza. Por su especial delicadeza destacan los dos paisajes que aquí se reproducen” (Díez & Motilva, 1991). El catálogo de la exposición reproduce varios de ellos, una preciosa escena taurina de pueblo (Fotografía 20), un retrato de caballero, un niño echado (Fotografía 21), y un par de paisajes, todos ellos ejecutados a lápiz, de reducidas dimensiones, muy sueltos de ejecución, ejecutados con trazo fi rme y seguro. Existen también algunos dibujos efectuados en tinta, a plumilla. En la exposición del año 1991 se mostraron algunos de ellos, cuyos títulos podemos ver en el listado de obras que hemos adjuntado anteriormente.
Hasta aquí el periplo biográfico y la producción estética de Nicolás Esparza. Nos queda claro que es necesario rescatar a este autor del lamentable olvido en que permanece. Resulta evidente que gozó de gran prestigioso en su época, pero que permanece hoy bastante olvidado por su tierra, que es poco pródiga con sus artistas plásticos. Esperemos que este trabajo contribuya, siquiera de manera modesta, a ello.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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[1] La primera aportación importante fueron los tres tomos de Pintores Navarros, coordinados por Salvador Martín Cruz y editados por la CAMP entre 1981 y 1983. Últimamente hay que reseñar la tesis doctoral de Ignacio Urricelqui La pintura y el ambiente artístico en Navarra (1873- 1940), publicada en 2009.
[2] Aniceto Sada y Castro se había formado en la escuela de dibujo local de Tudela, siendo uno de los alumnos más sobresalientes del profesor Esteban López Errazu. Posteriormente trabajaría como profesor en dicha escuela, formando inicialmente a los más destacados artistas riberos de la época.
[3] Hermilio de Olóriz (Pamplona, 1854 – Madrid, 1919) historiador, poeta, bibliotecario y cronista de Navarra. Fue miembro Correspondiente de la Real Academia de la Historia desde 1885 y perteneció a la Comisión de Monumentos Históricos y Artísticos. Cofundador de la Asociación Euskara de Navarra, en cuya revista colaboró frecuentemente. Destacó en la movilización popular conocida como La Gamazada.
[4] Agradezco la labor de rastreo de la prensa que ha realizado en mi ayuda mi buen amigo tudelano Víctor Sarnago, con quien tengo el gusto de colaborar y con quien he trabajado en diversos artículos conjuntos.
[5] Miguel Pérez Torres (Tudela, 1894 – Pamplona, 1951). Artista formado en Tudela y en Pamplona. Asistió a la academia del maestro Javier Ciga. Posteriormente estudió en Barcelona con Mongrell y en San Fernando de Madrid. En 1933, profesor del Instituto de Tudela, se trasladó en 1937 al de Pamplona. A partir de 1951 fue también profesor de la Escuela de Artes y Oficios de Pamplona.
[6] Moisés Huerta (Muriel, 1881 – Mérida, 1962) Escultor español. Vasco de adopción, se formó en la Escuela de Artes y Oficios de Bilbao, en la de Bellas Artes de San Fernando y en Roma de 1909 a 1912. Trabajó en Madrid, donde adquirió renombre y éxito. En 1912 obtuvo la Primera medalla en la Nacional de Bellas Artes. En 1955 fue nombrado académico de San Fernando. Su estilo es clásico y helenizante, con figuras fuertes y macizas, muchas veces inspiradas en tipos populares vascos. Destacan El Salto de Leúcade (1910) o Palankari, realizadas ambas en mármol.
[7] Esta documentación obra en poder del Archivo del Ayuntamiento de Tudela. Existe un dossier con documentación diversa acerca de la preparación de la citada exposición. Se incluye este listado de cuadros que figuraron en la misma y que reproducimos aquí. Agradecemos a Manuel Motilva, comisario de aquella muestra, y a Arancha Jiménez, técnico actualmente de Castel Ruiz, la ayuda prestada en este asunto.
[8] Creemos que este aguafuerte retrata al escultor Aniceto Marinas, amigo de Nicolás Esparza, de quien luego hablaremos.
[9] José Mª Méndez de Vigo (Madrid 1877-1927). Diputado a Cortes por el distrito de Tudela en seis legislaturas seguidas, desde 1914 hasta septiembre de 1923, en que se produjo el golpe de estado del general Primo de Rivera. En sus años de representación, consiguió entre otras cosas, el comienzo de las obras del Canal de Lodosa. El ayuntamiento le nombró hijo adoptivo de Tudela en 1915.
[10] Manuel Mª Alfaro y Morales nació en Fitero en 1829. Instaló una de las primeras fábricas de jabones de España, además de otro negocio relacionado con el aceite de coco. Fue gran benefactor de su pueblo. Falleció el año 1900.
[11] Manuel Calvo Aguirre nació en Portugalete el 24 de diciembre de 1.816, era hijo del gallego Matías Calvo Garamboa y de la ondarresa Mª Josefa Aguirre Chopitea. Emigró a Cuba en busca de fortuna, haciendo grandes negocios y participando activamente en la vida política de la isla. En 1898 regresó a España, a su gran palacete de Portugalete, donde falleció en 1904. 12 Aniceto Marinas García (Segovia, 1866 – Madrid, 1953). De familia humilde, estudió BBAA en San Fernando de Madrid y la Academia de Roma. Obtuvo la cátedra en la Escuela de Artes y Oficios de Madrid. Sus obras más significativas se encuentran en Madrid: Monumento a Velázquez (en la puerta principal del Museo del Prado, 1899), Monumento a Eloy Gonzalo (en la plaza de Cascorro, 1902), grupo La Libertad (en el Monumento a Alfonso XII del Parque del Retiro, 1905. 13 Obtuvo la Licenciatura de Química en la Sorbona de París; impulsó y modernizó la bodega Guelbenzu de Cascante, logrando una medalla en la Exposición Navarra de 1880, las de Burdeos de 1882, donde se reconocieron las cosechas
[12] Puede seguirse desde: Patrimonio Artístico de la Facultad de Bellas Artes. Inventario. Universidad Complutense de Madrid. 2002. Ed. CD.
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